Nelson Mandela ha muerto. La humanidad progresista le rindió todo homenaje. Su legado tiene alcance mundial.
Mandela fue un revolucionario como Patricio Lumumba y tantos héroes en África; el ‘Che’ Guevara y Fidel Castro en América; y como tantos otros en el mundo, que lucharon y luchan contra los opresores y explotadores, protegidos por el poder mundial y por órganos represivos armados, internos y del exterior, estando conscientes de las reales posibilidades de represión, cárcel y muerte que su acción pudo y puede provocar.
Ellos sabían y saben que su dolor es el recuerdo de tantas jornadas y gestas heroicas que no consolidaron objetivos, que quedaron truncas o fueron traicionadas; y no perdieron ni pierden el argumento que motivó su lucha, en beneficio de los trabajadores y los pobres. Su mira fue y es el bienestar del pueblo y la grandeza de la patria; la justicia y la lucha, hasta el sacrificio.
Defendieron y defienden sus sueños y mantuvieron y mantienen vigente la utopía, que orientó su acción fecunda. No claudicaron ni claudican; siempre los convocó y convoca para su acción, la injusticia, pero más su amor a la libertad; asumieron y asumen por siempre el canto de la liberación; no desperdiciaron ni desperdician el resto de sus vidas para combatir contra los discrímenes; siempre buscaron y buscan la posibilidad de luchar hasta sus últimos momentos. Solo la muerte es su reposo.
En los funerales hubo también hipocresía. El Presidente de EE.UU. acudió, estrechó la mano de Raúl Castro y habló de Mandela, por intereses políticos.
Cabe recordar que EE.UU., Israel y sus aliados de la OTAN dieron todo su apoyo al odioso régimen del apartheid en Sudáfrica, que discriminó a los negros y les propinó toda clase de sufrimientos. Todos ellos lo mandaron a prisión por 28 años y el Departamento de Estado, hasta muchos años después, aun siendo Presidente, lo mantuvo en la lista de ‘terroristas’, al igual que a su partido, el CNA (Congreso Nacional Africano).
Barack Obama, a pesar de ser negro, no tiene autoridad moral para proclamarse admirador del héroe africano y, aunque le dieron el premio Nobel de la Paz, tiene la misma soberbia imperial que otros. Por ello recrudeció el criminal bloqueo a Cuba y destrozó Libia; su gobierno asesina a miles en varios países; mantiene cárceles en Guantánamo, territorio cubano, violando derechos humanos; hay también crecientes indicadores en su período del discrimen racial contra los negros y latinos en EE.UU. (sigue vigente el KKK), contra lo cual luchó Mandela, toda su vida.
Su ejemplo y el de otros inspiró e inspira la lucha presente por la dignidad, justicia, soberanía y progreso en todo el planeta.
¡Gloria a Madiba! (título honorífico de su pueblo, que significa ‘padre’).