El Estado tiene dinero suficiente como para abastecer a los hospitales de todo lo necesario, sin embargo, los médicos reclaman la falta de provisión de medicina, no es coincidencia que caigan las redes de negociados con los hospitales y al mismo tiempo exista desabastecimiento. Como suele ser normal, todos son culpables del desabastecimiento, menos los verdaderos responsables.
Desde hace algún tiempo se venía desarrollando una investigación que permitió identificar el blanqueo de capitales tanto del narco tráfico como de la corrupción, razón por la cual las mafias han procedido con una respuesta cruenta en contra de la ciudadanía aumentando los robos, el sicariato sin precedentes y hasta actos terroristas. Esta lucha contra el crimen organizado desencadenó en la incautación de bienes de delincuentes disfrazados de empresarios. Dentro de las pruebas de la ilimitada opulencia, encontramos a asambleístas miembros de bandas criminales y mafiosos de drogas, tanto las ilegales como las drogas de uso legal a las que en Ecuador llamamos medicinas.
Recordemos que el alcance de las mafias relacionadas a la provisión de insumos médicos es tal, que hace poco más de 15 días en Esmeraldas encargaron el asesinato de un alto directivo de un hospital y los sicarios de paso se mataron a la señora que le hacía el recorrido para llevarlo a su casa. Mientras esto pasaba, el desabastecimiento de insumos en hospitales empezaba a hacerse notar, las denuncias subieron de tono hasta llegar a lo que tenemos hoy: hospitales públicos desabastecidos, sin medicinas básicas como paracetamol o insumos para cirugías.
Como toda acción tiene una consecuencia, la lucha contra las mafias de la salud desencadenaron una serie de problemas, entre ellas sicariato, pues el directivo del hospital de Esmeraldas no fue el único que murió por encargo, está también el israelí que fue asesinado y que fue vinculado con Abdalá Bucaram en un proceso penal por el negociado de los hospitales. Mientras los problemas de la mafia se resuelven con ajustes de cuentas, el Estado no es capaz de encontrar proveedores.
No será coincidencia que Guillermo Lasso haya hecho anuncios de encontrar proveedores de medicinas a menos de 3 centavos, por las que el Estado antes pagaba más de 90 centavos. El problema es que las medicinas no llegan.
En la cadena de consecuencias, los siguientes en sufrir por la falta de insumos son los médicos, que se ven en la obligación de administrar de manera distinta los pocos insumos que quedan en los hospitales. Sin medicinas, sus tratamientos pueden llegar a ser ineficaces, los tratamientos ineficaces conllevan demandas por mala práctica. Todo es una cadena de consecuencias provocada por la errónea administración de recursos. Y el problema no se da solamente en hospitales del Ministerio de Salud, sino también en el IESS, dos sistemas de salud independientes que presentan la misma problemática. Por ahora todos tienen el panorama claro, menos la ministra de salud, que salió muy campante en las noticias a decir que no es cierto que falten medicinas ¿en qué país vive?
Finalmente, el problema llega a los más afectados: los pacientes, que no reciben atención de salud. Sin medicinas para sus tratamientos, reciben recetas médicas clandestinas para poder acercarse a la farmacia a comprarlas, algo que está completamente prohibido para los médicos que trabajan en el IESS, ya que al ser un seguro debe garantizar la entrega de medicinas a los pacientes. La cadena de responsabilidades empieza nuevamente, cuando al paciente no le queda más que gastar de su dinero para comprar las medicinas que se supone que el seguro debía darle sin cobrarle un centavo, lo que hace que los pacientes presenten las respectivas quejan en los hospitales, en donde el personal administrativo reclama a los médicos por la emisión de las recetas prohibidas, los sanciona y todo el mundo es responsable menos los altos mandos, que son los verdaderos causantes del problema.
En resumen, las consecuencias de la lucha contra las mafias del tráfico de drogas tanto legales como ilegales, las pagamos todos. La Ministra de Salud no se entera de lo que pasa en su cartera de Estado, los pacientes sufren la consecuencia de la indolencia y los únicos que le hacen frente, son los médicos que están en la primera línea.