Todos los museos son novelas de ciencia ficción (Galaxia Gutenberg, 2022) es el nuevo libro del escritor español Jorge Carrión. Funciona como novela breve y como catálogo de la exposición del mismo nombre que tuvo lugar en el Centro José Guerrero de Granada, España. El propio autor la ha descrito como “novela o catálogo de ciencia autoficción” porque, en efecto, además de la curaduría en arte contemporáneo, hay un elemento de exponer su propia vida familiar, sus hábitos, sus flaquezas. La publicación sigue la senda de dos trabajos anteriores: la novela Membrana (2021) y la serie de podcasts Solaris, con tres temporadas, entre 2020 y 2021. Una pregunta hipotética para Carrión, podría ser: ¿y no se agotó el tema ya? Con “tema” me estaría refiriendo a la inteligencia artificial, el Futuro, ciencia y tecnología, privacidad, arte… Una manera de responder esa pregunta es que más que un agotamiento se trata de una inevitabilidad. El giro que estamos dando como sociedades hacia la convivencia cada vez mayor con inteligencias artificiales es imparable. Alguna vez escuché que este hecho es igual a recibir un mensaje de otra galaxia en la que una forma de vida extraterrestre nos advierte, a secas: “estamos en camino, prepárense”. Es decir, no sabemos quiénes son, exactamente, ni cuándo van a llegar, con todo; no conocemos sus intenciones reales, pero de que vienen en forma de inteligencia artificial general (AGI), vienen.
Escuché a Carrión hace pocos meses en una magnífica charla que sostuvo con la escritora Natalia García Freire en la librería Tolstoi, espacio de acogida, administrado con cariño y misterio desde hace más de 10 años en la calle Vancouver de Quito. Era de noche, había buen público y mucha atención sobre la figura de Carrión: brillante, carismático y generoso. Tiene ese raro don de hacer sentir a cada persona con la que habla que es importante. Esa conversación giró más en torno a Membrana, pero la moderadora ya advertía cierto imaginario borgeano en la producción reciente de Carrión. El nuevo libro empieza en ese tono. El autor recibe un correo electrónico con preguntas y admiración por su última novela (Membrana, precisamente) solo que ésta no se ha publicado aún, recién tiene un primer borrador archivado en su computadora y con otro título del que va a tener eventualmente. En los días que siguen, la comunicación y las improbabilidades se multiplican. El autor termina cayendo de pies a cabeza por el algoritmo (o algoritma), Mare, que, desde el futuro, pero en todas partes, y a la vez, comenta, sugiere, enmarca sus búsquedas y su experiencia. Es su interlocutora ideal pero también co-creadora de sus producciones. En este tiempo de embelesamiento cumple a medias todas sus demás obligaciones. Mira y piensa en películas como 2001, una odisea en el espacio y Her y en instalaciones artísticas. No suelta el aparato. El nuevo libro de Carrión es una ampliación y compendio y postdata de Membrana y Solaris. Cuida su carácter museal, además, su rol como catálogo, que también está muy presente en el trabajo reciente de este autor y que también es un factor borgeano.
Esto recién empieza y si algo es seguro es que necesitamos equipos transdisciplinarios en el desarrollo de nuestra nueva convivencia con la inteligencia artificial, que puede llegar a ser abismalmente superior a la nuestra; ellas pueden saber cosas que nosotros nunca sabremos. No podemos permitir que en esta carrera solo participen los técnicos, ingenieros, burócratas y filántropos de los países más avanzados en tecnología. Carrión ofrece una instancia de guía, desde lo sensible, que nos prepara para entender lo que se viene.