El feminismo no es un relato único sobre la dominación de la mujer. Las perspectivas son múltiples, complejas y presentan nuevas aristas para el análisis, esa es su riqueza. Desde un enfoque feminista radical anclado en los círculos de las feministas del establishment, la pornografía es vista como una cosificación y objetivación de la mujer, es en sí mismo un acto de violencia sexual. Las mujeres que realizan pornografía están alienadas por el patriarcado y deben ser rescatadas de esta opresión. Los hombres comercializan la sexualidad de las mujeres a través de la pornografía. En este sentido comparte el pensamiento político sexual correcto. Por ello, la publicación del ‘Lunes sexy’ de diario
Extra tiene que ser controlada y censurada, puesto que incita a la violencia sexual y muestra a la mujer como objeto sexual.
En contraposición, para el feminismo liberal, la consigna ‘cuerpo de la mujer, derecho de la mujer’ implica que se defiende el acto de elegir, puede ser el aborto o el ejercicio de la pornografía o la prostitución. No se defiende en sí misma la pornografía, sino su manifestación en la libertad de elección. La censura es un acto de control que vulnera estos derechos. Bajo este enfoque no se entenderían numerosas obras de arte pictórico, de cine o de literatura que han visto la luz gracias a una permisividad sobre la pornografía y el erotismo. Por tanto, la sección del diario denominada ‘Lunes sexy’, bajo esta perspectiva, no debería ser censurada, puesto que al hacerlo pondríamos en cuestionamiento estos derechos fundamentales de libertad de elección y de expresión.
Para complejizar el panorama, la corriente denominada feminismo prosexo argumenta que la denuncia paternal del tratamiento de la mujer como ‘objeto’ sexual no tiene ningún sentido porque los objetos no tienen sexualidad, sino los seres. Cuestiona que sea degradante centrarse en la sexualidad de la mujer, cuando este es un aspecto fundamental de la vida. Los estudios no encuentran una relación entre pornografía y violencia. Al contrario, la misma puede proporcionar beneficios personales y políticos a las mujeres, pues amplía las posibilidades sexuales. La pornografía rompe los estereotipos culturales y políticamente correctos y se afinca en el derecho al placer de los seres humanos. De ahí que la pornografía vendría a ser el correlato, en la esfera sexual, de la libertad de expresión.
Por cierto que secciones como ‘Lunes sexy’ expresan las misoginias y discriminaciones que están arraigadas en la sociedad, pero no son su origen. De ahí que los debates generados por el tema de la censura deberían complejizarse más allá de la visión mojigata y reduccionista, que termina victimizando a una mujer que supuestamente requiere que hablen por ella y la defiendan.