En estos momentos de pandemia y de dolor para la humanidad, el día 4 de abril de 2020, se ha ido el poeta y cantautor Luis Eduardo Aute (Islas Filipinas, 1943).
Jamás olvidaré esa mañana del año 2016 en que tuve una conversación con él; había llegado a Quito invitado por Xavier Oquendo Troncoso para el Encuentro Internacional de Poetas “Poesía en Paralelo Cero”. En ese importante evento se le entregó el Premio Honorífico “Poeta de dos hemisferios”, además se publicó la Antología “De un tiempo a esta parte” (El Ángel Editor, Col, Monstruos, Quito, 2016)
Lo descubrí por primera vez en 1983, con su álbum “Entre amigos”; un regalo de mi marido. Me deslumbró desde el primer momento.
Fue un día a mediados de marzo de 2016; la cita era a las 09:30. No lo podía creer, iba a entrevistar a uno de mis cantautores preferidos. Tuve que esperar unos 15 minutos, cuando apareció la figura alta y espigada de un hombre vestido de negro, cabello gris, lentes pequeños y una sonrisa cálida…
Fue un diálogo coloquial y humano. Hablamos de la vida, de su relación intensa con la pintura, los colores y el cine, ese lenguaje de imágenes que también lo marcó; dialogamos de sus canciones y su música. Hablamos largo y tendido sobre la poesía, sus secretos y como la palabra poética lo ha definido.
Me contó que estaba casado con María del Carmen Rosado, guayaquileña, que tenían tres hijos, que le encantaba el ceviche y los patacones.
Así lo define Xavier Oquendo en el Prólogo de “De un tiempo a esta parte”:
“Conocí a Luis Eduardo Aute cuando más lo necesitaba.
Estaba allí, sentado en el andamio de su música.
Cuando quiero oírlo me acerco quedito y él me dicta
el contenido de su portafolio de almas
-envidiable milagro de la música-
… Así me llegó Aute, directo al músculo solar del corazón.
Así se fue haciendo mi radio-hipotálamo,
como si fuera una fosa común
donde guardar sus canciones
en medio de mi álgida rutina de todos los días.”
Y de esta antología, un poema de Aute:
Poema último
Como no caer
en el polvo más frágil
al cabo de los hechos
y complicidades
sin asirse a la caída
como única razón
El color de su música y los trazos de su poesía ha llegado para quedarse… (O)