Cuando se analizan las estadísticas de violencia cometida contra las niñas y las mujeres en general, tenemos que coincidir en la dolorosa constatación de que, el lugar más peligroso para ellas es su propia casa.
Vemos como los peligros que acechan a las mujeres provienen mayoritariamente de sus esposos, convivientes, novios, parejas, quienes las agreden, las desfiguran física y moralmente, bajan su autoestima, y, en muchos casos, causan lesiones graves y permanentes y hasta su muerte.
Si la madre es la agredida, la golpeada, la insultada, también los niños son afectados. Las situaciones de desamparo, de angustia, de miedo, se reproducen y replican, afectando también a la familia en su totalidad.
Cuando el esquema es repetitivo, los niños tienden a normalizar las situaciones de violencia. Si son niñas piensan que es lo usual el que los varones peguen y castiguen a las mujeres y se desquiten con ellas de los problemas en el trabajo, esto es más grave aun cuando van acompañados con dosis de alcohol y drogas. Si son varones, piensan que cuando puedan hacerlo, es lo normal el replicar estos actos de violencia cuando tengan una pareja o conformen sus propios hogares.
La violencia tiende a replicarse, un clima de violencia genera más violencia.
Otro dato dramático y que se inserta dentro de ese mismo esquema, es el del embarazo adolescente, que afecta a niñas en cada vez más tempranas edades.
Quienes las violan y embarazan son generalmente las personas que tienen en su entorno, es decir, los padres, abuelos, tíos, padrastros, convivientes y novios, en algunos casos vecinos y otros familiares cercanos.
Los datos estadísticos demuestran que en esta época de encerramiento por la pandemia, ha crecido la violencia doméstica y los embarazos de niñas y adolescentes. Demostrando una vez más que estos hechos ocurren mayoritariamente en los hogares.
En este 25 de noviembre, día de la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, queremos poner en evidencia estos hechos y hacer un llamado a mayor acción frente a estas situaciones.
Recordamos a las hermanas Mirabal, asesinadas brutalmente en República Dominicana; mi homenaje a las Mariposas, como fueron conocidas, y a miles, millones de otras que sufren de abuso y de violencia en el Ecuador y en el mundo.