¿Lotería?, por favor, ya dejen de repetir eso como borregos. Es una poco acertada descripción para definir lo que es la ejecución de un penal o la definición de un partido por esta determinada vía.
Fuese una lotería si de por medio existiera el azar, si el resultado estuviese sujeto a lo aleatorio.
En un penal, si el ejecutante está preparado, tiene la técnica, temple, agallas, y los hue... necesarios, no lo falla.
Para un penal bien ejecutado no existe defensa alguna. Lo que sí existe es la inseguridad de quienes, al momento de pararse frente a la pelota, ven una misteriosa reducción en el tamaño del arco; el portero de pronto es un gigante de 6 metros y las piernas no tienen control sobre los comandos del propio cerebro.
El miedo se apodera del protagonista; un factor que se vuelve superior a la calidad técnica y mental del futbolista... Resultado: penal mal pateado, por nervios o poca calidad de ejecución, pero no por un caso de azar.
El que tiene calidad se para frente a la pelota y sabe lo que tiene que hacer.
El que tiene calidad dentro de los tres postes, sabe qué conducta utilizar para tratar de aflorar esos miedos en el rival. Experto en esos menesteres: José Francisco Cevallos.
La grandeza tiene mucho que ver con vencer los temores, quien lo haga pasará a otro nivel, superará barreras y conocerá la jerarquía.
Quien siga teniendo problemas de diarrea bajo estas circunstancias, seguirá siendo uno más y seguramente repetirá que esto de los penales es una lotería.
¿Lotería? Será tal vez entre los que están preparados para patear y los que se encuentran con problemas estomacales en ese momento...