Acabo de realizar un viaje de Quito a Ambato, que me ha permitido ver el modo en que los vientos organizan el clima del planeta. En este caso, se trata de cómo los vientos alisios procedentes del Sur avanzan hasta la mitad del mundo y marcan su influencia en el clima y la naturaleza ecuatoriales.
Apenas se empieza a bajar del páramo del Cotopaxi hacia Latacunga, el clima cambia abruptamente del soleado y ventoso del verano quiteño al umbrío y fresco del invierno, instalado en la hoya de Latacunga-Ambato. ¿Cuál es la explicación de este fenómeno, que hace que dos hoyas próximas tengan climas diferentes? La clave del asunto está en la orientación del desagüe de esas hoyas.
La del río Guayllabamba, en la que se ubican el valle de Quito y sus valles próximos, desagua hacia el Occidente y va a entregar sus aguas al océano Pacífico. Para hacerlo, el Guayllabamba ha formado a través del tiempo una profunda abra en la Cordillera Occidental, por la que penetran los vientos del hemisferio norte y modelan el clima de esta hoya según las estaciones reinantes en Norteamérica.
Por su parte, la hoya de Latacunga-Ambato, al igual que la próxima hoya del Chambo u hoya de Riobamba, desagua hacia el Oriente, a través de la enorme abra abierta en la Cordillera Central por el río Pastaza, que a la altura de Baños recoge las aguas del Patate y el Chambo. El resultado es que por el abra del Pastaza penetran en estas hoyas los vientos alisios del Sur, determinando que las regiones de Latacunga, Ambato y Riobamba tengan el régimen climatológico de Sudamérica austral.
Dicho de otro modo, a nuestro territorio equinoccial llegan los vientos del Norte y del Sur y marcan una climatología diferente en las distintas hoyas interandinas. Las abiertas al Occidente, como las de los ríos Guayllabamba, Chimbo y Chanchán, entre otras, tienen clima similar al de Estados Unidos, con verano a mitad de año e invierno a fines de año. Y las abiertas al Oriente, como las de los ríos Cutuchi, Patate, Chambo, Paute y Zamora, tienen clima similar al de Argentina, con invierno a mitad de año y verano a fines de año.
Es más, dada la fuerza con que llegan los vientos alisios del Sur, estas últimas hoyas poseen frutas de cuatro estaciones: peras, manzanas, ciruelas, membrillos. Y esto tiene también un agregado turístico: quien desee ver la maravillosa floración de la primavera, no tiene sino que ir a estos valles interandinos en noviembre, y volver a ellos en mayo, para ver los hermosos colores del otoño en las hojas de los árboles.