Hoy, 2 de enero, se cumplen los tres meses de ausencia temporal del Vicepresidente. Desde mañana, Lenín Moreno se encuentra facultado para remitir la terna vicepresidencial a la Asamblea, o sea, hasta el 18 de enero de 2018.
A su vez, esta tendrá quince días para designarlo, digamos hasta el 2 de febrero; si no lo hace, opera el silencio positivo y legalmente se presumiría que ha sido elegido el primer nombre de la terna aludida. Entonces, pudiéramos tener un nuevo vicepresidente en los diez primeros días de enero 2018 si es que ambos, Ejecutivo y Legislativo, no usan al límite los plazos antes señalados.
Pero también está en curso el juicio político en contra del Vicepresidente y sus tiempos corren simultáneamente, sin embargo, gran detalle es que a este solo se lo puede enjuiciar políticamente mientras ostente el cargo y no hasta un año después como a ministros y demás autoridades.
Así, la ausencia definitiva que opera de pleno derecho y cesa al Vicepresidente debería provocar el inmediato archivo del juicio político en su contra, sin que se pueda argumentar que únicamente se busca su censura y no su destitución, ya que el juicio contra un segundo mandatario es para constituir ambas situaciones, tal y como lo determinan reglas de derecho público que conllevan su imperativo cumplimiento. Queda claro que provocar el archivo de este juicio por ausencia definitiva del Vicepresidente fue la estrategia de la mayoría correísta del CAL y por eso los obstáculos y rémora para su trámite.
En todo caso, la suerte del ‘Vice’ está echada y el nombre del ungido que salga de la terna es un mensaje claro sobre el futuro del país. La hoja de vida, trayectoria, el perfil profesional, su ideología o tendencia y la carencia de resistencias, le permitirán a Lenín Moreno formar el equipo necesario para buscar el Ecuador de paz y diálogo que deseamos.
Lo básico es promover confianza y certidumbre, son los dos elementos que nuestra nación espera y necesita para reconstituirse con fe. (O)