Los indígenas han sido poblaciones históricamente excluidas debido al colonialismo, neocolonialismo y pos colonialismo instalado en nuestro país. En ese contexto, la constitución de una organización que represente a los pueblos y
nacionalidades ha sido un hito que ha marcado nuestra historia contemporánea.
Un movimiento social potente,
con una agenda que representa no sólo sus intereses sino los de los sectores populares, se constituye sin duda en un poder contra hegemónico y por eso cuenta, y mucho, en la correlación de fuerzas políticas.
Al ser una organización que conjuga y aglutina a pueblos y nacionalidades diversos su configuración siempre ha acarreado tensiones internas,
las que sumadas a los esperables desacuerdos con Pachakutik, el partido político del movimiento, ocasiona una situación de negociación constante.
En ese escenario de contingencias renovadas se incluyen las manipulaciones, cooptaciones y agendas de los gobiernos, que sin que importe mucho su ideología, han buscado dividir o al menos neutralizar a la organización indígena.
Por ello, la elección de Leonidas Iza como presidente de la Conaie es un dato no menor en el escenario de un gobierno de derecha. El proceso democrático de elección de su presidente, la presencia de una mujer en la vicepresidencia y la renovación de su representación, son buenas señales para profundizar los mecanismos democráticos.
Paralelamente asistimos a una palpable campaña contra ese liderazgo desde los sectores del poder, sobre todo del mediático. La estrategia que emplean es bastante burda, hurgan en registros que lo único que evidencian es el carácter popular del líder indígena.
El reto que tiene por delante Iza es desafiante, consolidar una organización que de por sí quedó golpeada por la persecución de la década correísta y que hoy, en un contexto de retorno neoliberal, deberá encabezar una resistencia a políticas amenazantes que se anuncian. Pero eso no es todo,
deberá articular no solo las demandas diversas internas al movimiento, sino también las del
campo popular; así como tener una estrategia inteligente y renovada para enfrentar a una derecha que usa algunas tácticas del multiculturalismo e inclusión neoliberal que marean a algunos despistados.
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