Imbabura, como muchas provincias de un país que aún no existía, fue creada por el Libertador Simón Bolívar el 25 de junio de 1824. De hecho, recién en 1830 se consolidó Ecuador, en los territorios -al menos en la mitad- de lo que era el antiguo régimen, es decir la Audiencia de Quito. Apenas había pasado un año de la denominada Batalla de Ibarra, el 17 de julio de 1823, y esto significa que los patriotas requerían consolidar rápidamente la configuración de nuevos territorios.
Ahora, el reto de los imbabureños es, primero, olvidarse de sus diferencias entre ciudades -que lamentablemente aún existen- y construir una provincia de oportunidades, aprovechando precisamente sus diversidades. El otro tema es mirar el futuro. No hay que olvidar que la distancia entre Ibarra y Otavalo es de apenas 21 kilómetros, que es más o menos como decir desde El Inca al parque de la Alameda, en Quito, ciudad que tiene 57 kilómetros de largo.
Esta megaciudad que está construyéndose requiere una planificación entre todos, para proteger las laderas del Taita Imbabura, pero también para entender la región de manera global. En el futuro Ibarra estará unida inevitablemente a Atuntaqui, como sucede ahora mismo en ciudades ecuatorianas cada vez más cerca, como Portoviejo y Manta, y eso hará que las políticas deban construirse en conjunto.
De otro lado, el promedio de edad de los imbabureños es de 29 años, así que por allí está la clave de su desarrollo, es decir en la educación. Y esto porque el país está en el andarivel del cambio de matriz productiva y esto, para el caso que nos ocupa, no se conseguirá únicamente desde la nueva Ciudad del Conocimiento Yachay, sino que dependerá de los imbabureños, de sus emprendimientos, pero de manera especial en el cambio de la matriz cultural, y eso únicamente se logra con el tema educativo y con los referentes que están en las ideas (más bibliotecas y no solamente canchas deportivas).
A esto hay que añadir que los imbabureños debemos mirar no únicamente de manera vertical -es decir norte-sur-, sino también este-oeste. Quiero decir con esto que -con la nueva cartografía territorial- debería unirnos más lo horizontal, que es Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos. De allí que una prioridad sea la construcción urgente de la vía hacia la Amazonía, por Pimampiro, donde faltan menos de 50 kilómetros.
Con Cañar, Imbabura es de las pocas provincias de la serranía que no tiene salida hacia el Oriente. Acaso, nuestro destino de mar sea encontrar la ruta San-Lorenzo-Ibarra u Otavalo- y Manaos, vía fluvial. En eso, Manta y Puyo ya han tomado la delantera. La palabra la tiene Imbabura.