En la Declaración de la Cumbre del G77+China, realizada en Bolivia, 133 países acuerdan luchar por un desarrollo sostenible e integral para que los seres humanos del planeta vivan bien, para lo cual se debe erradicar la pobreza hasta 2030. En una visión distinta del desarrollo, se busca lograrlo, en equilibrio entre los seres humanos y en armonía con el planeta.
Se supone renovar los organismos internacionales, que desde su creación apuntalan al poder mundial expoliador y corrupto, de los imperios que han provocado invasiones y guerras contra los pueblos, depredado los recursos naturales, saqueado sus riquezas y derrocado gobiernos democráticos; para ello han utilizado perversos instrumentos (FMI, GAFI, Ciadi, OTAN, CIA, G-7, entre otros).
Se busca la eliminación del Consejo de Seguridad de la ONU que da poder de veto a las superpotencias para la toma de decisiones, dejando a la inmensa mayoría de países en la indefensión.
Los movimientos sociales, en encuentro previo con los presidentes de Cuba, Bolivia y Ecuador a la cabeza, expresaron su irrestricto apoyo a la Revolución Bolivariana a Venezuela, acosada por la derecha golpista, aupada por el imperialismo y los gremios mediáticos internacionales, como la SIP.
Se expresó, una vez más, el respaldo a Cuba, símbolo de heroísmo y dignidad, frente al bloqueo de EE.UU.
Se reiteró la necesidad histórica de la unidad de los pueblos en su objetivo supremo de liberación definitiva, condena a la solución militar de los conflictos y por el respeto a los principios del derecho internacional de no intervención y autodeterminación, y contra el espionaje de las grandes potencias.
En suma, se ha refrescado la vieja posición de confrontación de los intereses y abusos imperiales con los derechos y soberanía de nuestros pueblos. La inmensa mayoría de la población mundial allí representada ha celebrado su declaración. El pueblo ecuatoriano se ha sumado.
En medio de esto debemos condenar que en Ecuador, ciertas organizaciones, entre ellas MPD y PK, manipulando y utilizando membretes (a eso han convertido a la UNE, Federación Médica y Conaie), confundidas en los tiempos históricos y lideradas por elementos cómplices de la derecha, con apoyo de ONG y de transnacionales como Chevron, siempre contra los gobiernos revolucionarios, nuevamente amenazan con movilizaciones y la cantaleta de la ‘resistencia’, que no la ejercieron cuando debían, contra la banca corrupta, petroleras saqueadoras, gobiernos entreguistas y represivos de la partidocracia, la patronal y latifundistas explotadores. Por cierto, las bases los rechazan; por ello, juntos en elecciones no suman el 3%.
Los pueblos están contra la globalización neoliberal y, como ha expresado uno de sus principales conductores, Fidel Castro, “se oponen al colosal desastre humano y ambiental causado por las transnacionales depredadoras”.
Como corresponde, en Bolivia con Evo, preclaro dirigente indígena, han ratificado que es posible resistir y construir una sociedad universal verdaderamente humana, liquidar un orden económico mundial insostenible que, en la reverencia al dinero y la conversión del mundo en una mercancía, ha producido el sacrificio humano y la destrucción de los entornos naturales.