Era la mañana de un viernes 26 de julio de 1996. El sol tímidamente se asomaba en el horizonte, y la televisión nacional despertó a los ecuatorianos con la voz emocionada del periodista deportivo Vito Muñoz, quien, entre lágrimas, narraba la hazaña épica de Jefferson Pérez en los Juegos Olímpicos de Atlanta '96. El marchista, con pasos firmes, vistió de oro olímpico a Ecuador por primera vez. Doce años más tarde, en los Juegos de Pekín '08, el cuencano regresó nuevamente al podio. Pasó el tiempo, y en los Juegos de 2021, las calles de Tokio se llenaron del vapor de una locomotora imparable. Richard Carapaz, el carchense de alma indomable, pedaleó con fuerza, convirtiéndose en el primer medallista de oro latinoamericano en ciclismo de ruta. Días más tarde, la gloria se pintó de nuevo con el lema “las mujeres más fuertes del mundo son de Ecuador”, cuando Neisi Dajomes y Tamara Salazar, con la fuerza de titanes, sumaron dos medallas olímpicas en halterofilia. Pasaron las semanas y tres heroínas más escribieron sus nombres en la historia del deporte paralímpico: Poleth Méndez y Anaís Méndez en lanzamiento de bala, y Kiara Rodríguez en salto largo.
París 2024 llegó a su fin, y Ecuador, con cinco medallas más en su vitrina, se alzó como el segundo país sudamericano más laureado en esta reciente edición de los Juegos Olímpicos, logrando así su mejor registro en la historia. Daniel Pintado, incansable, conquistó un nuevo oro en la marcha, y junto a una valiente Glenda Morejón, acarició la plata en relevos mixtos. Poco después, Neisi Dajomes, Angie Palacios y Lucía Yépez, tanto en halterofilia como en lucha, demostraron al mundo por qué, sí, 'las mujeres más fuertes del mundo' son de Ecuador.
Las medallas olímpicas obtenidas por nuestros deportistas certifican la necesidad de implementar y cumplir con una correcta administración y gestión deportiva, comprometiéndose al desarrollo y aplicación de una política sólida, real, gobernable y eficaz en el sistema deportivo ecuatoriano. El deportista es el alma del deporte; sin ellos, las disciplinas serían solo reglas sin vida. Para el atleta, alcanzar una medalla olímpica es escalar la montaña más alta de la gloria. También lo es para los Estados, que promueven la idea de que el deporte puede ser una herramienta para construir una nación mejor. Pero, por lo pronto, solo nos queda agradecer a ustedes, queridos campeones, que siempre serán los héroes del país.