Desde hace algunos días los ecuatorianos asistimos al espectáculo en que se ha convertido la campaña electoral para elegir, el próximo 5 de febrero, las autoridades seccionales. Los vemos bailando, cantando, distribuyendo cerveza, mostrando sus pectorales, acostados en camas de billetes y armas, disfrazados de médico y con grillete, entre otras escenas que nos llevan a preguntarnos si estaremos eligiendo los participantes del próximo reality show de farándula, de esos que se transmiten en la televisión local.
Lo que parecería fruto de un mal sueño, es una realidad que angustia, pues uno de ellos será elegido y dirigirá nuestro destino y dinero por los próximos años. Si bien la campaña electoral se inició oficialmente a principios de año, los candidatos ya llevan meses promocionándose y poco o nada hemos escuchado sobre cómo resolverán los principales problemas que sufrimos los ecuatorianos.
En las entrevistas que conceden a los medios de comunicación esbozan planes y programas, cuyos libretos han sido expresamente preparados para la ocasión. Muchos no logran responder a las repreguntas porque seguramente ya esa parte no fue preparada previamente.
Uno de los problemas que nos preocupa y que debería ser tema de debate entre los candidatos es la situación de nuestros niños. Según datos de Unicef Ecuador el 27% de los niños ecuatorianos, menores de dos años, tienen comprometido su desarrollo debido a la desnutrición crónica. En los niños indígenas las cifras alcanzan el 38%.
¿Qué futuro nos espera en estas condiciones? Muchos responderán que esta situación es responsabilidad del gobierno central para huir de la responsabilidad que les compete. Muchos prefieren hacer conciertos pagando millonarias cifras a los artistas que invertir en obras de infraestructura que contribuyan a mejorar la vida de los habitantes. Entre esas obras, la dotación de agua potable y saneamiento. En las zonas urbanas el 48% de los niños no cuenta con agua potable y en las zonas rurales la cifra sube al 80%.
Las cifras evidencian una situación que nos asusta y por ello los ecuatorianos debemos exigir a los candidatos que dejen la farándula y enfrenten los problemas reales, como la situación de nuestros niños. Tenemos que exigirles que respondan sobre esta situación. Si no lo hacemos y gana el que mejor show hace, seguiremos anclados al subdesarrollo.
Nuestro futuro exige sus respuestas.