Historias de la vida y el ajedrez
Los niños con nada se asustan
Uno de los museos más insípidos del mundo es el de Madame Tussaud. También es el más visitado y con entradas más costosas en 20 países distintos. Es que la misérrima cultura de masas ofrece bastante público para esas cosas. En esos antros del mal gusto y la superficialidad hay una colección sin sentido de figuras tiesas de delincuentes, boxeadores, papas, prostitutas famosas, cantantes y ladrones; también de uno que otro intelectual o científico.
Las masas no exigen calidad, pero sí emociones cada vez más fuertes. Una vez vistos los muñecos nadie quería regresar y el público empezó a caer. Para atraer espectadores se creó la llamada ‘Cámara del Terror’.
La idea era inmortalizar víctimas y victimarios en su momento fatal. Pero el público siguió cayendo. Lo último que han montado es el ambiente del Londres victoriano, cuando Jack el Destripador asesinó brutalmente a 5 prostitutas. El montaje físico convence. El espectador penetra por una callejuela mal iluminada. El lugar, con refrigeradores silenciosos y ocultos, alcanza la temperatura de una noche gélida londinense. El visitante siente que, físicamente, se le hiela la sangre. Primer escalofrío. El piso es irregular. Adoquines sueltos que, en un momento de pánico, complicarían una carrera segura. Las paredes desconchadas y húmedas. En una taberna cercana, cantos ruidosos de borrachos y prostitutas. De repente se escucha un grito horripilante que se corta en forma brusca, hay pasos apresurados, una sombra cruza por alguna parte y al fondo de un callejón, una mujer en el piso, con la garganta despedazada. El espectador quiere salir de allí rápido, de cualquier manera. Un minuto más tarde vuelve a la realidad, con una sonrisa angelical al ver que él no ha sido la víctima, y está afuera, otra vez viendo el resto de la colección de rockeros y papas, de reyes, locos, actrices y boxeadores.
A pesar de todos los esfuerzos estos museos tendrán que inventarse algo nuevo para no cerrar. Han descubierto que cada vez deben ser más dramáticos porque ni la ‘Cámara del Terror’ ni la calle de los asesinatos, asustan ahora a los niños. Los que asisten, en medio de burlas, se encargan de tranquilizar a sus padres. Uno de los funcionarios lo explica: “Tendremos que hacer algo. Estos niños de hoy serán adultos mañana y ya no nos visitarán. Y a estos chicos no les asustan los horrendos crímenes que mostramos en el museo. No podemos competir con la vida real”.
En ajedrez, como en los museos, por horrible que sea la masacre, siempre es una fiesta comparada con la vida. Basta conocer las noticias.
1 T8A! TxT ; 2D7R!! T1CR
3 P8D y se acabó la farsa