Al moreno Presidente gringo le ha tocado tratar de salvar al capitalismo, por ende al imperialismo, de la gran debacle económica y financiera en que ellos zozobran porque faltan recursos para enfrentar el embate de la crisis motivada por el descomunal endeudamiento de su país, entre otras causas, por la brutal inversión en el gasto militar, en beneficio de sus propios millonarios que son los que toda la vida hacen negocios y ponen presidentes.
A sus millonarios les plantea que paguen más impuestos, en proporción a sus brutales ingresos, pero la mayoría de esos todopoderosos dice “nones”, que sigan pagando más los que siempre han pagado; total, el dinero del capitalismo hace tiempo que es plástico y poco o nada tiene que ver con la producción y con el respaldo oro.
La idea es aumentarles los impuestos a todos los gringos que ganen más de un millón de dólares, lo que significa ganar $2.740 DIARIOS, o $19.231 SEMANALES, o $83.334 MES… ¡y dicen que no les alcanza!
Hay millonarios cerca de Obama que multiplican por decenas y centenares esos ingresos pero, como sucede con todos los seres humanos, no se diga los millonarios, nunca se satisfacen con lo que ganan, “por si las malditas moscas…”.
La política de incrementar impuestos no goza de popularidad en ninguna parte del mundo y en otros lados del universo hasta ha provocado la caída de gobiernos, lo que no puede pasar en Estados Unidos, porque allí no hay embajada gringa, no hay quién organice los golpes de Estado, por eso prefieren eliminarlos, como pasó con John F. Kennedy, que -además- sirvió de eficiente lección.
Obama juega con fuego peligroso y está en una encrucijada porque no sabe qué es peor para que admitan su reelección presidencial: si meterle la mano en los bolsillos a sus millonarios o si disminuye los gastos militares dejando colgados de la brocha a sus compinches de la OTAN en Libia y sus alrededores.
Por el momento, esas dos son sus alternativas, ninguna de las cuales le permiten augurar éxito y probablemente la piola se rompa por el lado más delgado, que en este caso, aunque parezca mentira, son los gordos millonarios del señor Obama.
Que paguen más impuestos los millonarios es un sueño ilusorio porque no demorarán en inventar la trampa para recuperar lo entregado, como ha sido la milenaria costumbre.