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El Telégrafo
Jorge Núñez Sánchez - Historiador y Escritor

Los microclimas de Quito (2)

14 de enero de 2016

¿Por qué tiene Quito estos sorprendentes microclimas, dentro de una climatología general que es común a todo el distrito?
La primera causa es la particularísima orografía de la hoya de Quito, ubicada entre 2.500 y 3.000 metros de altitud y abierta hacia el Occidente por el cauce del río Guayllabamba, pero vinculada al Oriente por abras de la Cordillera Central, como las de Guamaní o La Virgen.

La segunda es la presencia de valles de diversa dimensión y altura, donde el más alto es el propio Valle de Quito, situado a 2.800 msnm, y el más bajo el de Guayllabamba, ubicado a 1.600 m, pero cerca de los valles de Tumbaco (2.329 m), Los Chillos (2.500 m) y Nayón-Cumbayá (2.500 m).

La tercera es la acción de los vientos, organizadores generales del clima en el planeta, que en la hoya de Quito tienen una singular acción: un permanente y vigoroso enfrentamiento entre los vientos alisios del Hemisferio Sur, que vienen por el Oriente, y los vientos del Hemisferio Norte, que vienen desde el Pacífico. Según las épocas, o circunstancias ocasionales como el fenómeno El Niño, esos vientos llegan con diverso vigor hasta la línea ecuatorial e imponen con su presencia un cambio en la climatología quiteña.

A inicios del otoño boreal prevalecen por unas semanas los vientos del norte, que nos traen el breve ‘Inviernillo de Octubre’, pero de seguido, a inicios del verano austral, en diciembre, entran con fuerza los vientos del Sur, que nos traen esa breve temporada cálida que conocemos como ‘Veranillo del Niño’, que regularmente termina en enero, cuando vuelven a reinar los vientos del Norte y nos llega la temporada invernal regular, que va hasta junio.  

Luego van llegando los vientos del Pacífico que traen el verano boreal, que en agosto toman fuerza e imponen un verano seco y soleado hasta septiembre. Pero eso no excluye que, en medio del verano quiteño, se presenten masas de nubosidad venidas de la hoya amazónica, empujadas por los vientos alisios del Sur, que nos traen brevísimos inviernillos.

Fuera del clima de temporada, en Quito existen también los cambios climáticos del día, en donde una mañana seca y soleada puede ser sucedida por una tarde umbría, particularmente en la zona sur y la llanura de Turubamba, y también en la zona norte y el valle de Pomasqui-San Antonio, a causa de la llegada de masas de aire húmedo desde el Occidente, que arriban tanto por el abra cordillerana de arriba de Alóag, como por las de Calacalí y el cauce del río Guayllabamba.

Pero los vientos tienen también otro efecto climático, que se siente particularmente en los valles bajos de la Hoya de Quito: ellos forman una cúpula que cubre a las hondonadas y depresiones, evitando que escape el aire caliente de ellas y creando un efecto invernadero. Ello produce clima subtropical en Los Chillos, Nayón-Cumbayá, Tumbaco y Pomasqui, y clima tropical en Guayllabamba.

En fin, toda esa variedad de valles, declives y quebradas está presidida por el radiante sol equinoccial, que luce casi todos los días del año y le ganó a esta zona, desde antiguo, el justo nombre de ‘Tierra del Sol’. (O)

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