La semana pasada, César Rodríguez, representante de los empleadores en el Consejo Directivo del IESS, en funciones prorrogadas desde 2012, anunció que ¨para el próximo mes, el fondo de salud estará en cero y, para agosto, no tendremos para pagar a nadie. Estamos quebrados¨.
En medio de la pandemia del COVID-19, la quiebra del IESS y su fondo de salud, que puede significar el fin de más de 21 millones de atenciones médicas anuales, tiene una larga historia y un sinnúmero de responsables, los enterradores, que aún no han sido imputados.
En 2010, una reforma a la Ley de Seguridad Social amplió la asistencia en salud a los hijos de los afiliados hasta los 18 años. Era una política pública correcta; pero, lastimosamente, no contó con ninguna fuente de financiamiento constituyendo un perjuicio anual de USD 257 millones. A más del problema económico, la reforma incorporó 1.3 millones de nuevos beneficiarios de la noche a la mañana y, por tanto, conllevó que el IESS fortalezca su modelo de salud curativo-hospitalario y la compra de servicios a prestadores externos que, entre 2013 y 2018, representó un gasto de USD 4200 millones en menoscabo de la inversión en infraestructura y activos propios.
En 2015, la crisis era inminente y el Consejo Directivo del IESS, presidido por Richard Espinosa, aprobó la Resolución Nro. 501 que tomó ilegalmente USD 1900 millones del fondo de invalidez, vejez y muerte en beneficio del fondo de salud. La medida no solucionó el problema y agravó el también crítico estado del fondo de pensiones.
En abril de 2020, la Organización Internacional del Trabajo publicó la valuación actuarial del régimen de salud del IESS con fecha de corte a 31 de diciembre de 2018 concluyendo que:
- Si el Gobierno cumple con su obligación de financiar la asistencia en salud de jubilados, jefas de hogar y personas con discapacidad o enfermedades catastróficas; y, el IESS cobra los pacientes externos no afiliados de responsabilidad del MSP, el ISSFA y el ISSPOL, hasta 2028 no habría problemas en cuanto a la sostenibilidad del fondo de salud; en ese año, estarían previstos ingresos por USD 4600 millones y gastos por USD 4500 millones.
- Pero, si el Gobierno no cumple con su obligación; y, el IESS sigue cobrando una pequeña parte de los pacientes externos, a partir de 2020, el año pasado, habría un déficit del 21,9% que en 2028 llegaría a más del 40%. En 2020 estaban previstos ingresos por USD 1800 millones y gastos por USD 2400 millones. En 2028, los ingresos llegarían a USD 2800 millones y los gastos a USD 4500 millones.
Desde abril de 2020, el Consejo Directivo, presido por Jorge Wated y Carlos Luis Tamayo, no exigió el cumplimiento de la obligación del Gobierno que supera los USD 16.000 millones, entre ellos, más de USD 4.000 millones del fondo de salud; y, tampoco, mejoró el cobro a pacientes externos que, en 2018, sumó USD 256 millones de los cuales el IESS apenas cobró USD 18 millones.
Frente a la quiebra del fondo de salud hay alternativas. Urge el cobro de las deudas a favor del IESS; mientras tanto, el Instituto tiene que superar su caduco modelo de salud curativo-hospitalario con énfasis en la atención de enfermos y fortalecer la atención primaria con énfasis en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades.