Al igual que en el teatro, en el fútbol moderno también se escriben obras. ¿Quién las escribe? ¿Los jugadores? ¿El director técnico? Del viejo pizarrón con tiza, a pantallas electrónicas. En aquel viaje de la osadía al miedo, el fútbol profesional se encargó de borrar el concepto de “entrenador” y cambiarlo por el de “director técnico”. Lo que está claro, es que aquella obra se burla del autor; condenada por la fatalidad del destino y la suerte de una pelota que rueda en las piernas de quienes salen al escenario a presentar la obra.
Ecuador selló su cuarta clasificación a una Copa del Mundo el 24 de marzo de 2022 en tierras charrúas. No fue hasta el siguiente partido, en un empate con la vigente campeona del mundo, que Gustavo Alfaro bautizó a sus jugadores como “Cazadores de Utopías Imposibles”. Meses después, esta icónica frase no sería nada más ni nada menos que el título de su propia obra literaria que nos cuenta el camino de Ecuador a Catar 2022. A diferencia del fútbol de clubes, el de naciones necesita una dosis extra de ilusión, éxtasis, esperanza y, quizás, uno que otro intangible más.
La filosofía de éxito de un entrenador técnico consiste en la habilidad de ensamblar las piezas de un equipo para darle el estilo que cree que puede ser el mejor de acuerdo con las características de sus jugadores, la capacidad de asociar la meritocracia, respeto, disciplina, motivación y liderazgo. Todo lo demás, corresponde a evitar la improvisación en el campo de juego, controlar la libertad y elevar al máximo el rendimiento de la capacidad atlética de un deportista. El legado y el trabajo realizado por Gustavo Alfaro en la selección ecuatoriana resaltó lo más importante: reafirmar las convicciones de un buen proceso deportivo.
La despedida de Alfaro desafía a una nueva generación de talentos que tendrá como premisa que el sentimiento por la selección de su país es innegociable. Desde ya, los medios de comunicación generan expectativas en quien será el mejor postor para ocupar el banquillo de la “Tri”. El nuevo estratega tendrá un mayor desafío que el del argentino; empezar un proceso de Eliminatorias con una desventaja de tres puntos menos en el camino a la Copa del Mundo 2026.
En el fútbol existen corrientes que expresan su apego a los directores técnicos que cambian, inventan y hacen posible lo que otros no pueden. En el amplio romanticismo que tiene el fútbol, la “Alfaroneta” nos enseñó que nada es imposible; ni siquiera lo imposible. Gracias, Gustavo.