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El Telégrafo

Los calzones de la reina

13 de noviembre de 2011

“Excéntrico” es el término elegante que se da a quien, entre otras costumbres raras, gusta de adquirir cosas que llenan su ego y le dan algo de publicidad. Hace pocos días leímos la noticia de una subasta en la cual se remataban unos calzones de la reina Victoria, por los que alguien pagó  14.950 dólares. Estos calzones formaban parte de una colección de la casa Old Battersea de Londres, que pertenece a la millonaria familia Forbes. Eventos de este tipo se dan siempre, pues hay gente que da gran valor a cosas triviales, mientras otros sacan jugosas ganancias de su banalidad.

Puede ser un par de zapatos de Marilyn Monroe, o una pelota de béisbol que autografió Joe DiMaggio, o un deslucido tubo de crema blanqueadora que usó Michael Jackson, o cualquier otro artículo que fue propiedad o utilizó alguien considerado “famoso”; cualquier cosa con este perfil forma parte de la interminable lista de tonterías que alguna gente valora y paga bien por tenerla en su casa y mostrársela a sus amigos.

En contraste, hay quienes viven con un dólar o menos al día, desnutridos y sin tener un techo. En estos momentos, más de 1.600 millones viven bajo la línea de pobreza; 158 millones de niños sufren desnutrición; 842 millones de adultos son analfabetos; 120 millones carecen de agua potable, 766 millones no cuentan con acceso a la salud; 110 millones de niños en edad escolar no se educan; y las horrorosas estadísticas siguen, mientras otros derrochan dinero de manera grotesca, en vicios y caprichos absurdos.

La vanidad de coleccionar objetos que pertenecieron a “famosos” tiene una lectura adicional, pues este comportamiento obedece a lo trastocados que están los valores humanos, que nos han dado una sociedad superflua, con personas que son tan carentes de valores, que se refugian en adquirir zapatos, guantes, abrigos y demás objetos que pertenecieron a hombres y mujeres que, si bien destacaron en alguna actividad, no hay que endiosarlos.

Ridícula actitud de estos coleccionistas de la nada, que ignoran el placer que tendrían si el dinero lo utilizasen para ayudar a sus semejantes. Según el evangelio de San Mateo, cuando el Señor esté juzgando desde su trono de gloria, dirá a los justos: “Benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque cuando estuve hambriento me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, forastero y me hospedaron, desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron… porque cuando lo hicieron con vuestro prójimo, conmigo lo hicieron”.

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