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El Telégrafo

Los 10 años del Facebook: ‘soy fan y me gusta’

07 de febrero de 2014

Sin duda cambió las relaciones sociales. Cambió incluso las relaciones interpersonales. Y lo que es más, cambió el sentido de lo privado y lo público. Por ello, el mundo entero ‘celebra’ los diez de Facebook. Son ya 1.300 millones de usuarios activos cada mes. Algo impensado hace tan solo una década.

Mark Zuckerberg no imaginó que su pequeño experimento realizado en la Universidad de Harvard para mejorar la presentación de los estudiantes en el anuario y conectarse a través de esta red escolar (de uso solo en Harvard) podría haber conectado al mundo de esta manera. Y, además, transformarse en una de las empresas más rentables del planeta; al cierre de 2013 alcanzó un beneficio neto de $ 1.500 millones.                       

Hace un par de meses colgué en mi Facebook una simple frase: “Si alguien viajaba a Santiago de Chile, que me avise”. Punto. Nada más. Recibí varias llamadas de amigos de los amigos en la red, poniéndose a mi disposición. Se trataba solo de pedirles que lleven un par de libros a una amiga en Santiago.  Y así, millones de ejemplos.

Pero también hay de lo otro. La red visibiliza todo. Ya nada es privado. Todo es público. En verdad es una herramienta, y puede ser utilizada de distintas maneras. Pero al estar tan globalizada permite modificar sustancialmente las relaciones sociales. La vigilancia, el acceso a información y, sobre todo,  el acceso a la vida privada no solo de personajes públicos sino de todos los ciudadanos, anónimos y comunes, como se ha evidenciado con las denuncias de Assange y Snowden, nos convierte en seres vulnerables y expuestos al control del ‘gran hermano’.

Las redes sociales han modificado el comportamiento cotidiano. Estamos conectados a todos los equipos dotados de últimas tecnologías, pero al mismo tiempo cada vez estamos más desconectados de nosotros mismos. Por eso, cuando leemos en un restaurante: ‘No tenemos Wi-Fi, hablen entre ustedes’, todos esbozamos una gran sonrisa para ocultar la vergüenza de esa gran verdad.

Para celebrarlo, Facebook puso a disposición una sencilla herramienta para que cada usuario pueda producir una película con su historial. Todos felices haciendo ‘su’ película, hasta que cayeron en cuenta de que todos estaban haciendo lo mismo.

Muchos se sintieron ridículos. Y de eso se trata; ese carácter personal e individual es desterrado para uniformar y unificar. Y este es el gran negocio; todos al unísono haciendo lo mismo.

Pero no todo es color de rosa, las predicciones determinan que Facebook está llegando a su techo y que lo más probable es que ya no esté para celebrar otros diez años. Aunque Zuckerberg ha sido claro: “Hoy en día un tercio del planeta tiene acceso a internet, en la próxima década tenemos la responsabilidad de conectar a los otros dos tercios”. Es decir que seguiremos en las redes, para bien y para mal.

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