Cada semana inicia con alguna noticia política que nos llena de hastío o indignación. En ese momento comenzamos a sentirnos espectadores de ciclos que nos parecen al borde de un precipicio. Ciclos que creemos caerán de forma contundente y definitiva. Asumimos que con su caída se llevarán todo lo malo que hemos soportado a causa de sus acciones y omisiones. Pero luego de la bulla mediática, luego de esas tensiones que parecen el acabose de una mala política, nada o poca cosa cambia.
Como ahora, cuando nos parece nada sucederá luego de descubrirse al grupo de infames que se tomaron los carnés de personas con discapacidad, para evadir impuestos en carros de lujo. Abusando de su poder, robándoles la oportunidad a quienes sobreviven del amparo y caridad de otros. Al conocer la historia de las víctimas a muchos de nosotros nos corrieron deseos de lapidar a quienes se tomaron sus derechos y les arrebataron sus beneficios. Esos malos funcionarios, autoridades y jueces siguen en el poder y las víctimas en su calvario. Nada cambia.
Igual de inalterable se manifiesta -en estos ratos- la inmoral gestión de algunos gobiernos seccionales. Tras los terribles sucesos de marzo y abril pasado, con miles de trágicas muertes a causa de la pandemia del covid, la corruptela no cambia. Parecería que, para algunos alcaldes y prefectos, nada de lo sucedido les importó. Siguen pensando en sus contrataciones con sobreprecios o innecesarias, sin mirar hacia la salud y hambre de sus comunidades ¿Y el SERCOP? Igual, diciendo mirar para todos lados, menos para donde vía contrataciones, nos asaltan.
En este tiempo de cambios, donde la clase política se resiste a cambiar, semanas atrás Jaime Nebot desistió de su aspiración por la presidencia diciendo ser el más opcionado para alcanzar Carondelet. Mienten desde el inicio, mienten hasta el final. Luego Otto Sonnenholzner renuncia a la vicepresidencia afirmando que cumplió con el país, aunque todo quedó igual o peor a como estaba cuando llegó. Por su lado los correístas inician su campaña sin cambio alguno: robando hasta una canción. No cambian. (O)