A los pocos años de ser ordenado sacerdote quedé muy impresionado al leer la frase siguiente: “El Reino es lo único absoluto”. En los tiempos actuales en los cuales parece que no hay norte en la vida personal y social, en donde hay que sacar provecho de todo lo que se presenta para amontonar dinero aunque sea a costa de la vida de los demás y de la naturaleza, en donde muchas leyes y prácticas religiosas se han hecho caducas en muchos casos… es bueno volver a preguntarnos dónde está lo esencial, qué hay de absoluto para no perderse, perder el tiempo y desgastarse la vida por gusto.
Esta frase -“El Reino es lo único absoluto”- la cargo desde muchos años, ya que la leí en 1975, un año antes de llegar a América Latina, en una carta del Papa de ese entonces, llamado Pablo 6º. Tenía unos 6 años de haber sido ordenado sacerdote y, hasta esa fecha, el Reino nunca había sido mi preocupación… La lectura de esta frase fue como que si se me hubiera echado encima un balde de agua fría. Me pregunté, desestabilizado: “¿Estaré pasando a lado de lo más importante sin darme cuenta?”. Al estar en Ecuador descubrí que felizmente el Reino era una verdadera preocupación.
Cito esta frase del Papa Pablo 6º porque el ayuno público de 24 días de monseñor Gonzalo López, obispo expulsado de Sucumbíos hace 6 meses, quería provocarnos a todos a una reconciliación: reconciliación con nosotros mismos, entre nosotros, en la Iglesia, en la diócesis de Sucumbíos después del paso devastador de la Asociación de los Heraldos del Evangelio.
Esa era la meta del ayuno de monseñor Gonzalo: volver a unirnos en torno a lo esencial, a fín de dejar de lado las rencillas, las pequeñeces, los odios, las calumnias, las ambiciones, las apariencias, las cobardías… Para quienes no entendían, el ayuno de monseñor Gonzalo decía: “Quienes son padres y madres de verdad entenderán por qué ayuno”.
Reconciliarnos volviendo a lo esencial… Jesús nos lo ha dicho, y el Papa Pablo 6º no hacía más que parafrasear su palabra: “Busquen primero el Reino de Dios, y lo demás vendrá por añadidura”. Parece que a los cristianos mucho se nos ha olvidado lo que es primero y al servicio del cual todo lo demás debe girar: “El Reino es lo único absoluto”. Entonces, “pongamos lo primero, primero”.
Nota: En mi artículo de la semana pasada, había que leer en la última frase: “Gracias, Gonzalo, por marcarnos el camino cristiano y por comprometernos inequívocamente en la opción por las causas de los pobres”.