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El Telégrafo

Libres, ¿para qué?

17 de agosto de 2011

“Libertad”, palabra mágica, motivadora y engañosa… Soñemos sí, pero con los pies en la tierra. La libertad es el resultado de un camino y una meta que nos hacen felices, si sabemos recorrerlos correctamente.

Primero tenemos que saber que nadie es ni vive independiente. Nacemos con las herencias que nos transmiten nuestros padres, hechas de cualidades y limitaciones. Además, una cosa es nacer en el campo y otra en la ciudad, como también tiene consecuencias diferentes nacer en el suburbio o en Samborondón. De la misma manera somos distintos por nacer en la Costa, la Sierra o el Oriente, o en Cuba o Francia. Luego nos modelan la educación familiar, la escuela, la televisión… según sus opciones, el modelo de sociedad y el sistema económico del momento.

Pensamos que somos libres cuando podemos fumar, emborracharnos, drogarnos, seguir las modas, hacer de nuestro cuerpo lo que nos parece, acumular bienes y dinero a costa de los demás… Confundimos libertad con libertinaje y terminamos mal.

¿De qué libertad nos hablan los grandes medios de comunicación cuando muestran y publican lo que les sirve a ellos para aumentar su poder económico y mantener una organización social que les beneficie preferentemente a ellos? Su libertad es engaño y su verdad mentira. Pero, ¿quién no mira la televisión?

Entonces, ¿dónde está la libertad para que se la alcance? Digamos que, en medio de tantos condicionamientos, tenemos espacios para construirnos en libertad según los criterios que nos damos consciente o inconscientemente. O nos dejamos llevar por la corriente o empezamos a decidir cómo vamos a vivir, qué vamos a comer, qué vamos a creer, a quiénes vamos a seguir, qué clase de personas, de familia, de sociedad vamos a ser y construir. Pues la libertad es una tarea a realizar, un camino a diseñar a lo largo de toda nuestra vida.

Se trata entonces de liberarnos de todo lo que nos limita y nos destruye, de todo lo que nos separa y nos opone a los demás, de todo lo que atropella la naturaleza. Además, es un camino a emprender con otros, porque nadie es una isla. La libertad es como el dedo de la mano que nos indica una dirección, pero se trata de no quedarnos mirando solo el dedo, sino de lanzarnos en la dirección indicada.

Para los cristianos, Jesús es “el camino, la verdad y la vida”. Para otros será Viracocha, Visnú, Mahoma, Buda… porque Dios tiene muchos caminos para orientarnos y juntarnos hacia la libertad hecha de dignidad, valentía, fraternidad y justicia.

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