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El Telégrafo

Libertad y libertinaje

16 de abril de 2011

Todo ser humano es libre de pensar lo que quiera. “Somos libres de lo que pensamos y esclavos de lo que expresamos”. Todos somos libres de expresar nuestras opiniones, pero viene con la responsabilidad simultánea de las ideas que expresamos.

No existe libertad absoluta entre los seres humanos, nunca  ha existido y tampoco existirá. Muchos confunden la libertad con el libre albedrío. “El libre albedrío se define positivamente por la simple posibilidad de elegir y, negativamente, por la ausencia de coacción interna”. La verdadera libertad es una relación entre libres, iguales y con respeto a su dignidad: la libertad de cada persona de expresarse o actuar tiene como límite la libertad de la otra persona, grupo, comunidad, nación, país y la humanidad.

Tiene máximo valor la expresión: “No hagas a otros lo que no quieres que te  hagan a ti”.

Quien no es responsable por lo que dice o hace no practica la libertad, sino el libertinaje. Eso es simplemente tener licencia de decir o hacer lo que le dé la “regalada” gana, es extrema irresponsabilidad. Ninguna persona tiene la libertad y el derecho a denigrar la honra ajena. Quien no respeta la dignidad no es libre, es un libertino. El hombre que impone su voluntad a una mujer no es libre, es un machista. Ningún padre tiene la libertad de violar los derechos de los niños. Un niño, adolescente o joven no son libres para ser  insolentes, son maleducados. El que tiene  más dinero y humilla al que tiene menos no es libre, es un prepotente. Ninguna persona tiene la libertad de atentar contra la moral y buenas costumbres de una comunidad. Los medios, las cadenas y monopolios mundiales de comunicación en nombre de “su libertad” no tienen el derecho de mentir, deformar y alienar las conciencias y culturas. Nadie tiene la libertad de cometer crímenes de lesa humanidad. No es libertad de comercio  imponer reglas a través de la fuerza y el miedo que conducen a la pobreza de pueblos y países.

En los que tienen poder político, militar, económico, empresarial, comunicacional, administrativo o personal, la “libertad” de ellos termina donde comienza la de otros que exigen mutuo respeto. Los que no respetan la justicia, la libertad y la honra creen que tienen la “libertad” de invadir, colonizar y humillar a los demás. Eso es libertinaje. Eso es abuso de poder.

De acuerdo al poder que se tenga, el hacer uso de la libertad es igual a la responsabilidad  de responder ante los demás.

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