He leído con interés el proyecto “Ley orgánica de profesión religiosa y de la ética laica”, del señor Pablo Villagómez Reinel. Es un largo documento que aborda en profundidad un tema cuya actualidad va creciendo con el paso de los años: el pluralismo religioso, la ética y la espiritualidad laica.
Estos últimos años ya se ha hablado de una nueva ley de cultos y de una renovación del acuerdo entre el Estado del Vaticano y el Ecuador. Los recientes problemas creados por el nombramiento de los Heraldos del Evangelio en Sucumbíos lo exigen. Van creciendo las expresiones religiosas de los ritos indígenas y negros. Otras religiones, como la musulmana y las asiáticas, van progresando. Ya en las familias, cada vez más, están miembros de diversas religiones. Los jóvenes están cada vez menos interesados por las religiones tradicionales, como el catolicismo y el protestantismo, que no se renuevan, y buscan y encuentran nuevos espacios religiosos que les den cabida y protagonismo. Los padres de familia se sienten algo perdidos frente a las novedades y las prácticas. Si el Ecuador es un país plurinacional y multicultural, debe haber un cuadro legal que ubique a cada tradición religiosa.
Por esto y más, una ley de cultos vendría bien para esclarecer muchas situaciones religiosas. El texto del señor Pablo Villagómez puede ser un punto de partida que abra las discusiones y los aportes a fin de lograr un consenso y nuevos rumbos para las prácticas religiosas y sus opciones.
Será una oportunidad para las religiones que nos reclamamos de Cristo insistir más en lo que nos une que en lo que nos separa. Esto nos obligará también ir al corazón del mensaje de Jesús y conocer el de las demás religiones. Esto nos va a purificar y centrar en lo esencial. Además, nos vamos a enriquecer frente a la diversidad de propuestas religiosas llenas de expresiones, sabiduría y alternativas culturales. Es un desafío esperanzador.
Para los católicos, el reciente viaje del Papa en Alemania nos deja con esta invitación: “La Iglesia católica tiene que renovarse”. Es un nuevo llamado parecido al de los obispos latinoamericanos en su reunión en Aparecida, Brasil, en el año 2007: “La Iglesia católica necesita un fuerte remezón”. Es hora de recordarnos lo que decía Jesús a la mujer samaritana: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en verdad y en espíritu”. La realidad nos va a obligar a profundizar estas palabras de Jesús y reconocer “los muchos caminos de Dios” y sus “nombres múltiples”.