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El Telégrafo
Duglas Rangel

A Lenin Rodríguez

12 de febrero de 2019

En un día histórico para la Asamblea Nacional, la cuestionada Anita fue censurada y destituida en sus funciones de asambleísta. Ninguna acusación fue inventada, todo fue debidamente probado. Los testimonios acusadores fueron presentados ante la Fiscalía mediante declaraciones juramentadas, lo que ha ocasionado que Fiscalía abra indagación previa por tres presuntos delitos: enriquecimiento ilícito, concusión y uso doloso de documentos públicos. Ni las lágrimas de cocodrilo exhibidas en su comparecencia la pudieron salvar.

Siempre la persiguieron sus demonios, a veces de la mano de su inseparable esposo y otras conduciendo su elegante Porsche que ahora la acompaña en su rumbo incierto. La mano de la justicia política ecuatoriana es rara vez cierta, pero esta vez apareció justa y oportuna. Defiendo y apoyo la resolución legislativa. Lo aprobado por 91 asambleístas demuestra un afán moralizador y reivindicativo de la ética. La exasambleísta no está sobre la ley.

“Horrible  entrevista” escribió en su cuenta el Sr. Fidel Egas, de la entrevista que le hizo la aliada y al parecer abogada defensora de la exasambleísta, la entrevistadora de los Desayunos. La conductora protagonizó la peor entrevista de la historia del periodismo. No le reclamo ser imparcial, pero sí le reprocho no tener un manejo respetuoso y adecuado con los invitados. Lenin Rodríguez y el asambleísta Rony Aleaga no tuvieron oportunidad de exponer sus puntos de vista. La entrevistadora los arrinconó, impuso su verdad del conflicto, hizo callar al Sr. Rodríguez y después ya no lo dejó hablar. “La obligación del periodista es buscar la verdad”, dice el Sr. Egas, pero en dicha invitación a dialogar, la comunicadora impuso su verdad, y la verdad se apareció con la resolución de la Asamblea que destituyó a Anita.

Este texto quiere rendir un homenaje al Sr. Lenin Rodríguez. Denunciante principal del oprobio que destituyó a la hoy exasambleísta. Lenin es un hombre valiente, decidido, fuerte, aguerrido. Nada lo atemorizó y es un ejemplo de dignidad. Mi gratitud a este gran ecuatoriano. (O)

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