El presidente Lenín Moreno acaba de cumplir dos años de su gobierno. Entre polémicas y realizaciones, su gobierno se ha caracterizado por una profunda vocación democrática.
Su mayor logro sigue siendo su distancia del correísmo y el fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas, que fueron tomadas arbitrariamente por la dictadura civil de Correa. Moreno es demócrata convencido, y así lo ha demostrado en el ejercicio de sus funciones.
La primera gran batalla democrática del presidente Moreno fue el correísmo. Lo ha enfrentado como se enfrenta a las bestias sin darles oportunidad que preparen su regreso perverso. El correísmo es corrupción: por eso la lucha de su gobierno es contra la corrupción y los corruptos.
Moreno nos ha devuelto la democracia, la libertad de prensa y la vigencia del Estado de derecho y la defensa de los derechos humanos. Lenín Moreno es un demócrata, un civilista; no ha endiosado su imagen y ha demostrado ser un hombre de principios.
Está sometido al juicio de la historia, está enfrentándose a un enemigo peligroso, el correísmo, que no desmaya en arrimarlo a la pared con denuncias que a veces caen en violación de intimidad y por ser simples escándalos y dan pie a la promoción de Correa y sus acólitos.
De todo se lo ha acusado a Moreno y todas las denuncias han podido ser conocidas por la opinión pública. Moreno es un demócrata que está convencido de que mientras mayor libertad a la sociedad, mayor fuerza de la participación ciudadana para vivir un Estado sin corrupción.
En su informe a la nación, Moreno resaltó el futuro. Deja un país para el futuro, una sociedad que enfrente los retos de la modernidad con decisión y conocimiento. Hoy ha creado la comisión de concesiones y modernidad de Estado, la está dirigiendo Santiago Cuesta.
Este binomio es de cosas grandes: Moreno, el presidente humanista, y Santiago, el empresario de extraordinaria visión y honestidad, ambos con vocación de servir y transformar el país. “Vamos adelante”, dice Moreno. “Vamos adelante, señor Presidente”, le respondo. (O)