El pasado 24 de mayo, el primer mandatario ecuatoriano concurrió a la Asamblea Nacional para, desde allí, difundir al país su informe anual. A simple vista, el panorama evolucionó para bien; dos botones, hoy: 1) periodistas ejercen sin miedo y en libertad; 2) Función Legislativa de consenso y más sensata (salvo uno que otro caso donde el capricho por “ser primero” subsiste). De ahí que, a continuación, compartiré algunas generalidades de esta cita pública.
Estimo importante reflexionar en el mensaje que envió el presidente Moreno a todos quienes hacemos Ecuador: ¡Hay esperanza! Esta aseveración la respalda con los resultados obtenidos, reiterando que marcha por la vía correcta. Veamos. Bien que la regla “win-win” esté presente en el paradigma gubernamental para lograr alianzas internacionales; pero más provechoso sería cristalizar Acuerdos Comerciales. Correcto que casa adentro se establezcan –y se estén cumpliendo– medidas que tiendan a ser restrictivas en la ejecución del gasto; aunque beneficiaría más si se trabaja en alcanzar compromisos sanos con los GAD para que la actuación a nivel Municipal o Provincial sea solidaria con la posición Ejecutiva (casos ejemplos: Alcaldía de Quito o Prefectura de Azuay). Loable que el país dé pasos firmes en materia de movilidad eléctrica (transportación “verde: limpia”); ideal si el tratamiento bancario que se da a vehículos de servicio particular sea más cómodo (tasa de interés de una cifra) y más amplio (financiamiento del 100%), y que los GAD también avancen. La vía es correcta, coincido; probablemente se deba no tanto imprimir velocidad sino pulir avances.
Este camino recorrido, dijo el Jefe de Estado, conduce a la meta: un país “con trabajo para todos”. Es evidente que el Ejecutivo ha extendido completamente la mano al Sector Empresarial. Aunque dudo que ese gesto haya sido plenamente correspondido. De hecho, dijo a los Empresarios “¡Ya dejen de pensar!”. Suscribo tal exclamación. (O)