El país político volvió a manifestarse. El derrumbe de los Vicuña: estrepitoso. Ladrillo a ladrillo se destruyeron. Todo se inició cuando el líder del clan fue separado de la presidencia del Banco del Pacífico; el resto fue consecuencias. Al principio de su historia eran comunistas, cubanistas, antiimperialistas después alfaristas, roldosistas, correístas al final Morenistas. Todas sus historias políticas los llevaron al hecho indigno de la renuncia de la sra. Vicuña acusada de cobrar diezmos ilícitos e indebidos.
Sin embargo, la caída de este grupo es un problema ético de oportunismos y conveniencias. La política como un medio de vivir mejor sacando el mejor provecho de sus posturas. Nunca fueron imprescindibles pero políticamente presentables. Eran un bulto donde la falta de claridad estaba en ellos mismos. Nadie los defendió, nadie los apoyó, se fueron sin pena ni gloria. La caída de Correa es también la caída de los Vicuña así como Glas es la prisión del correísmo, la escapada de Alvarado es Correa mismo.
“Con el fierro se lima el fierro”, enseñan los herreros. Las crisis demandan y exigen liderazgos fuertes. Lenín Moreno es el Señor de la política en el Ecuador. Es el poder. No es manipulable, posee la buena suerte de los hombres nobles, es sincero y posee el don de escuchar y, sobre todo, es el líder que está sanando nuestra democracia de la dictadura civil que nos agobió. Cada día pone mayor prestigio y fuerza a su gobierno.
Lenín y Otto. Junto a un presidente ganador y prestigioso, un Vicepresidente inteligente y honorable. Me llena de optimismo la posibilidad, cada vez cierta, que Otto Sonnenholzner sea nuestro Vicepresidente. Hombre joven, de brillante inteligencia. Es un hombre libre, pensador, hábil con las finanzas. Gran padre, gran hijo. Otto con el ejemplo del presidente Moreno viene a poner decencia en el cargo de Vicepresidente. (O)