Esta noche, cuando te pongas la piyama… ¡Alto! ¿No era pijama? No, porque en Hispanoamérica pronunciamos con Y o hasta con la J francesa, pero nunca con la J española.
El diccionario académico admite la palabra piyama, pero indica que es un “americanismo”. O sea, el 90% de los que hablamos español pronunciamos piyama, pero ese 10% que elabora el diccionario dicta lo que es correcto en la lengua. Pero esa es otra historia.
Esta noche, cuando te pongas la piyama, recuerda que esa palabra viene del persa. Piyama, bazar, kiosco, limón, momia, chal, tulipán, turbante, caqui, caravana y más palabras provienen del persa. Hasta el término clave del ajedrez: jaque, del persa Shah, rey.
La lengua persa o farsi se habla en Irán, Afganistán (ahí se llama dari) y en Tajikistán (ex-URSS, donde se llama tajik). Es la lengua materna de unos 60 millones de personas, pero es el idioma común de otros 50 millones; total: 110 millones de hablantes. Es una lengua indoeuropea y sus hablantes antiguamente se llamaban arios, es decir, nobles. De ahí viene el nombre Irán o tierra de los arios.
La cultura persa es una de las más antiguas del mundo. Es la cuna del gran Zaratustra, profeta de una religión monoteísta poco conocida. Hace 2.600 años liberó a los pueblos oprimidos por los asirios y babilonios, y fue tolerante con sus conquistados (como lo afirma la Biblia). Pero hace unos 2.300 años fue derrotado por los macedonios, quienes impusieron su lengua griega desde el río Indo hasta el Nilo.
Los árabes impusieron el árabe en los países que conquistaron, excepto en España y Persia, que mantuvieron sus lenguas originales, romance y farsi. Fue invadida por los árabes el siglo VII, pero desde el año 1.000 se convirtió en el centro de la ciencia, cuando Europa aún estaba en tinieblas, excepto el Califato de Córdoba (España).
Hoy Irán hace noticia por el conflicto con EE.UU. Les dejo dos palabras persas: bale (sí), na (no). (O)