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El Telégrafo

Legitimidad y gobernabilidad

12 de mayo de 2011

Todavía no hay resultados definitivos de la consulta, pero todo parece indicar que el Sí ganaría, aunque no con un margen de diferencia tan amplio como el que presentaron todas las encuestas. Esta circunstancia ha sido objeto de análisis y algunos han expuesto la tesis de que la diferencia en el margen dejaría al Gobierno sin legitimidad para impulsar las reformas a que se refiere la consulta.

Si legitimidad es por definición estar ajustado a la ley, es la misma Constitución de Montecristi la que dice que se gana con la mayoría absoluta de los votos válidos, es decir, uno más ya es suficiente. No podemos llegar al máximo de creatividad de sumar los votos del No con los blancos y los nulos como sugieren quienes pretenden exhumar la antigua Constitución promovida por Hurtado para alegar ilegitimidad. Esto es como el fútbol, hay un reglamento y el que gana 1 a 0 es el ganador. La interpretación sobre votos nulos y blancos es tan subjetiva que cada quien le dará la que sirva a sus intereses, pero la legitimidad sí tiene un criterio objetivo.

Cosa distinta y donde me parece más interesante el análisis es en cómo incide el resultado en la gobernabilidad, porque hubo un voto negativo importante y ahí lo que hay que ver es cómo se conforma este desde un punto de vista cualitativo. Si el opositor natural de Correa es la derecha, que no ha crecido electoralmente según el histórico, el voto que incrementó la diferencia y que se ve en los resultados de la Sierra está dado por la izquierda radical, el movimiento indígena y otros que también participaron activamente en la Constitución de Montecristi, que promovieron el proyecto PAIS y que también tienen representatividad y legitimidad como la derecha, pero con el “plus” de tener afinidad ideológica con el régimen. Este resultado permite al partido de Gobierno medir el impacto del cisma en sus filas. El voto negativo de la izquierda no se dio tanto por diferencias ideológicas como por considerar que la propuesta violentaba la Constitución de Montecristi, en cambio el voto negativo de la derecha sí se dio por diferencias ideológicas, además de la protección de sus intereses.

No sería extraño que Correa, en aras de mantener la gobernabilidad, llegara a acuerdos con sus pares donde discrepa más en el método que en la esencia ideológica, pero eso es pura especulación y solo el tiempo lo dirá. Lo que sí sería una ironía es que el esfuerzo de la derecha para oponerse a la consulta terminara fortaleciendo la hegemonía de izquierda y resultara reafirmando aquello de que “nadie sabe para quién trabaja”.

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