Varios son los procesos electorales que se han cumplido en los últimos meses en América del Sur. Y todos han dejado lecciones para Ecuador. Lecciones que debemos aprender y no mirar hacia un lado, como si no fuera con nosotros.
Primero fue Venezuela. La derrota del chavismo, que perdió, de modo contundente, la mayoría en la Asamblea Nacional. Derrota originada, según análisis posterior por el propio chavismo, por el exceso de confianza; el deterioro en la calidad de vida de sus ciudadanos, sobre todo de la clase media; y por la falta de renovación en las candidaturas locales. Lección clarísima para Alianza PAIS y para la oposición. Por un lado, AP, no cometer los mismos errores. Y por otro, la oposición, seguir el ejemplo y formar también una mesa de unidad.
Luego vino el proceso electoral en Argentina, para muchos, con un resultado sorpresivo: el triunfo, ajustado, de Mauricio Macri con un discurso de cambio. Hábil estrategia para dejar sin piso al discurso del kirchnerismo, convirtiéndolo en pasado. La lección también es clarísima. Luego de diez años, el discurso de AP también puede convertirse en pasado. Y el cuadro escogido, Daniel Scioli, para suceder a Cristina, no era lo suficientemente carismático, atractivo y que reflejara renovación.
Sin embargo, ya en el ejercicio de la presidencia, Macri ha hecho justamente todo aquello que negó. Ajustes y ‘paquetazos’, al peor estilo neoliberal, que ha provocado, en menos de 100 días, más de un millón de nuevos pobres, lo que generó que los argentinos afectados salgan a manifestarse en las calles. Y lo que es más, provocó la casi inmediata vuelta de Cristina a liderar la oposición. Otra lección, claramente se puede confirmar cuáles son las medidas que la derecha, en Argentina y en América Latina, adopta en caso de ser poder. El desenlace es imprevisible.
Y vino Bolivia, con la derrota de Evo Morales y su pretensión de ir por una nueva reelección. La mayoría dijo no, queremos renovación. Y Evo deberá dejar el poder en 2019. La lección, en democracia es necesario que se dé paso a la sucesión y que nadie se perpetúe en el poder. En este caso, el presidente Correa así lo entendió y pidió incluir una enmienda para no presentarse en las elecciones de febrero de 2017.
Y ahora mismo en Perú, el triunfo -en primera vuelta-contundente de Keiko Fujimori. La mayoría daba ya por muerto y enterrado al fujimorismo y Keiko lo resucitó a través de un discurso distanciado de su padre, y con la promesa de no amnistiarlo. Se enfrentará, en segunda vuelta, a Pedro Pablo Kuczynski, uno de los mas conspicuos representantes de la derecha más ortodoxa, muy ligado a las políticas neoliberales de los organismos internacionales, pues incluso ha trabajado para ellos. Verónika Mendoza, la candidata de la izquierda, Frente Amplio, obtuvo una votación importante y quedó a muy poco de pasar a segunda vuelta.
La lección, los populismos y la derecha no están muertos. Y pueden resucitar de la manera más inesperada. En las elecciones que se avecinan, al no estar el presidente Rafael Correa, hay una cosa segura: nadie ganará las elecciones sin levantarse. (O)