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El Telégrafo
Luis Rosero

Las tres caras del Mundial

16 de junio de 2014

Con el inicio del Mundial del Fútbol se expresa la pasión de la gente por este deporte. Pero ha destapado los problemas sociales del país organizador. Hay 3 caras del torneo. Primero, desde el año pasado comenzaron las protestas por demandas sociales, las que continúan ahora con distinto matiz. Segundo, la respuesta del Gobierno no ha satisfecho las exigencias de los grupos sociales. Tercero, se devela cómo el fútbol se ha comercializado tanto que detrás del espectáculo están los grandes negocios.

Lo sorprendente es que, después de 8 años del gobierno de Lula, en el que hubo un alto crecimiento y más de 20 millones de brasileños salieron de la pobreza, resurgieran las protestas. En julio de año pasado, en un artículo analizamos las demandas de los ‘indignados’ brasileños por más educación, salud, vivienda, etc., ahora las protestas provienen de grupos específicos, como los empleados del metro de Sao Paulo por alzas salariales, el movimiento de los Trabajadores Sin Techo que exigen viviendas, etc. A esto se suma un documento de la Conferencia Episcopal sobre los errores cometidos en la preparación del evento como el desalojo de familias, la apropiación del deporte por grandes corporaciones o el cambio de prioridades en el uso de dinero público que debería servir para gastos sociales. Un elemento importante en este análisis es el aumento de la clase media que, con expectativas de ascenso social, ante el declive económico, ve perder oportunidades, las que se suman al descontento social.

La respuesta del Gobierno frente a las demandas sociales ha sido tardía, ya que ha priorizado inversiones en infraestructura física sobre las necesidades sociales de la población. Además, la corrupción en las obras públicas, el despilfarro de recursos públicos, los desalojos en las favelas para convertirlas en espacios verdes como exige la FIFA, etc., han contribuido al clima de descontento social. Detrás de las protestas está el problema estructural, la gran desigualdad que existe en este país en donde pocas familias concentran alrededor de la mitad de la riqueza mientras que todavía hay pobres que viven con un dólar al día.

Finalmente, si bien el fútbol es una pasión, un espectáculo, etc., que entretiene a las masas, también resulta ser un negocio muy rentable. Desde la ropa deportiva, las cadenas de TV internacionales, las telecomunicaciones, hasta bebidas gaseosas y alcohólicas, hoteles, etc., detrás están empresas transnacionales y la propia FIFA, que se ha convertido en una máquina de negocios relacionados con este deporte.

Probablemente las protestas continuarán durante el Mundial, las que develan la situación de los pobres y marginados de ese país que lucha contra la inequidad y concentración de la riqueza, para mejorar sus condiciones de vida. Pero no solo de este segmento, sino también de la clase media que busca progresar.

El Gobierno tiene el reto de enfrentar este problema estructural en un contexto de elección presidencial, pero peligra su continuidad, ya que estos hechos dan sustento a la derecha e izquierda para asirse del poder.

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