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El Telégrafo
Ramiro Díez

HISTORIAS DE LA VIDA Y DEL AJEDREZ

Las tradiciones de las generaciones muertas

24 de marzo de 2016

Alguien dijo que las tradiciones de las generaciones muertas oprimen el cerebro de los vivos como una pesadilla. Es que las tradiciones, tan respetadas, esconden y consagran barbaridades.

Una de las más arraigadas es la de oprimir y despreciar a las mujeres. Las religiones creadas por nosotros los machos han sido ejemplos de ese ejercicio. Ellas, las mujeres, han sido las culpables de todo lo malo. Débiles, pecadoras, astutas, las mujeres nos han llevado a los hombres por el camino del mal a pesar de nuestra fuerza e inteligencia, a pesar de nuestra vocación natural por la castidad. Pobrecitos.

Eso, por lo menos, es lo que se deduce cuando se lee a destacados moralistas, a lo largo de la historia. Aquí hay algunas joyas:

“Deberías llevar siempre luto, ir cubierta de harapos y hundirte en la penitencia por ser la perdición del género humano… mujer, puerta del diablo ” (Tertualiano, Padre de la Iglesia)

“Oblígala a barrer la casa, oblígala a lavar los platos una y otra vez. Oblígala a todo. No importa que tenga criada. Que cocine, que lave pañales. No le des ningún respiro, no le permitas ningún gusto, no permitas que se asome a la ventana” (San Bernardino de Siena)

“La mujer, para hacerse ver, pasa con su libro de oraciones bajo el brazo por delante de los hombres para que caigan en pecado mortal” (Menót, predicador del S XVI.)

Grignion de Montfort, otro teólogo francés, inspirado poeta, con la Biblia en la mano, juraba contra las mujeres: “Mientras yo esté en la tierra, ídolos de vanidad, yo os declaro la guerra, armado de la verdad”

Y Bernard de Morlas, otro predicador, no se queda atrás: “La mujer es innoble, pérfida, cobarde y mancilla todo lo que es puro. La mujer es mala cosa, lechuza horrible, la peor de las víboras, nacida para engañar. Una loba no es peor, ni una serpiente, ni un león”.

Y en los tiempos actuales, Arjona canta: “Nosotros con el machismo, ustedes al feminismo” y dice que al final la historia termina empatada entre machistas y feministas. Es decir, para el guatemalteco, el machismo que torturó y quemó vivas a las mujeres, y que las sigue oprimiendo, es lo mismo que la lucha de las mujeres por su dignidad y sus derechos. Y lo canta. Y algo más: mujeres hay que, cuando legislan, lo hacen contra ellas mismas. Es verdad: las tradiciones de las generaciones muertas oprimen el cerebro de los vivos como una pesadilla.

En ajedrez, como en la vida, las damas también pueden equivocarse:

                                                               1: CxC- PxC

                                                               2: DxP (¿?)- P4AD y se pierde el alfil blanco

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