La política en nuestro país, hoy por hoy, requiere de un equipo que tenga el convencimiento de pegar golpes de timón, tan fuertes y determinantes como para remover o aniquilar, de cuajo, la estructura del estado enquistada en la Constitución de 2008, por culpa de los progres españoles (Iglesias, Monedero, Zapatero y cía…) y los criollos e ilusos “constituyente” Acosta, Cordero y cía…) aquel año, les dieron oro a los delincuentes foráneos, a cambio del oropel de una norma garantista sin límites y llena de absurdos de forma y de fondo.
La única manera de hablar de un verdadero cambio es una drástica reforma constitucional, sin contemplaciones, porque para bien o para mal, son las únicas herramientas que la democracia y su sistema permiten, mientras no se invente otro hay que depurarlo, renovarlo y rehabilitarlo. Lamentable o no, es lo que hay…
Las posiciones de debilitamiento institucional aupadas por los grupos de delincuencia organizada, cuyos evidentes nexos con la política ecuatoriana han sido descubiertos y nunca negados por los protagonistas de estos macabros pactos, son los elementos de un guion trazado por los grandes intereses que representa la mafia del siglo XXI, en donde el innombrable tan solo es una ficha de este ajedrez geopolítico que, va más allá de lo que la rústica comprensión de la política local pueda imaginar.
Casa adentro, ya no es novedad, por ejemplo, que en la Asamblea Nacional se defienda lo indefendible, se proteja a cínicos prontuariados que actúan, gritan y caminan, como Pedro por su casa, en los pasillos de la sede del primer poder del estado, en medio de las ridiculeces de muchos de sus miembros. Anteriormente se declaraba el día del biszcocho, hoy el día del gamer, mañana será alguna otra barbaridad, eso es seguro, dada la mediocridad y su mentalidad ratonil.
Pero no solo la legislatura es agredida por el cinismo de los capos de la delincuencia, también en las cortes y tribunales se hace teatro -y del malo- ante la pasividad de jueces paniaguados e indignos de llevar el altísimo honor de administrar justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley. No solo se pueden citar botones de muestra, sino sastrerías completas!
Y si analizamos el tema del poder ejecutivo, la administración carcelaria o la administración aduanera para citar dos casos, deben ser objeto de profundas y certeras investigaciones, no puede ser que sigamos viviendo ahogados en el fango de la impunidad.