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El Telégrafo
César Hermida

Las encrucijadas políticas

18 de noviembre de 2017

Desde hace poco tiempo los ecuatorianos se despiertan cada mañana con las últimas desconcertantes noticias sobre la situación política en torno a la gestión gubernamental y su relación con el movimiento que le dio el triunfo electoral. Es indiscutible que no se trata solamente del estilo personal del actual Mandatario en relación con el anterior. ¿Es un cambio en la dirección de una gestión autocrática, centralizada, por una de diálogo e intercambio? Pero en este caso no sería necesario negar y criticar con tanta intensidad los logros de la gestión previa, como no sería tampoco indispensable cuestionar las características del diálogo propuesto, si no se hubiera dado con los más recalcitrantes opositores a la gestión anterior.

La encrucijada es la que debieron o deben estar viviendo los ministros antes de optar entre la lealtad a la nueva autoridad, más allá de cualquier duda o indecisión en relación con el movimiento que propone separarse de la línea gubernamental. O se queda o se va, como lo hicieron algunos con indiscutible valentía (pues renunciaron a sus posiciones).

Pero debe ser difícil, a menos que desde el inicio se haya optado por quedarse junto a la nueva autoridad. Pero aun así, ¿estarán de acuerdo con todas las propuestas de la consulta o serán críticos de algunas de ellas? Igual debe suceder con los asambleístas, unos francamente a favor del movimiento y la lealtad a los principios compartidos con el anterior líder, lo cual significa también defender al Vicepresidente, y otros con el riesgo de romper con su anterior movimiento y apoyar al actual gobernante.

En la propia dirección del movimiento se produjeron rompimientos. Esto provoca encrucijadas en el camino de los propios actores, pero también las viven los simpatizantes. Es claro que las medidas del actual Mandatario se diferencian cada día más con aquellas tomadas por el anterior (más allá de alusiones e incluso insultos de sus partidarios). Los observadores de la oposición, que antes se hallaban en contra de la gestión gubernamental, ahora se frotan las manos por esas rupturas. Hasta se suman entusiastas a la flexibilidad laboral y a negar la Ley de la Plusvalía.

Si la situación continúa, el actual Gobierno puede enfrentar no solo la oposición de sus anteriores coidearios, sino también aquella de los opositores antiguos, ahora zalameros simpatizantes.

En este escenario, de odios cada vez más profundos, mentiras, difamaciones, insultos, burlas, el país se halla en riesgo de perder el camino de la esperanza. (O)

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