Las dos marchas de celebración del 1 de mayo me trajeron a la memoria la existencia de las dos repúblicas en la época colonial, la de los españoles y la de los indios. Dos marchas, dos visiones, dos países. Sin embargo, ni siquiera hubo solo dos marchas, ni tampoco en la marcha de la oposición –y quizás en la del gobierno- hubo un solo proyecto consolidado, sino varios y heterogéneos. Por lo que la fragmentación estaría operando en el escenario político, esto es una novedad en el país solo en estos últimos ocho años de una aparente consolidación del proyecto de la Revolución Ciudadana.
La marcha del gobierno demostró tanto fortaleza numérica como táctica para convocar a través de la CUT, afín al régimen, que habría aglutinado a una serie de actores populares diversos. Se movilizaron estos sectores organizados, militantes de Alianza PAIS, y funcionarios del propio Estado. Cuánto movilizó una supuesta amenaza a funcionarios y los famosos sánduches es lo que habría que valorar, pero vimos una compacta plaza de Santo Domingo, con un líder que aglutinaba en la plaza.
La marcha de la oposición fue también numerosa, convocada por las centrales sindicales históricas de trabajadores; se sumaron a ella estudiantes, mujeres, ecologistas, profesionales, jubilados, ciudadanos no organizados. Pero también algunos actores políticos que jamás habrán desfilado un Primero de Mayo, ni saben qué significa eso. De ahí que la marcha no fue de la oposición sino de las oposiciones, en plural. Una marcha heterogénea en sus demandas y en sus intereses a la cual, al parecer, le unificó la consigna ¡Fuera Correa, fuera!
El maniqueo debate sobre quién ganó numéricamente en las marchas es relativamente insustancial. Cuántos individuos hubo en cada marcha, el número, quienes fueron más o ‘somos más’ es un dato en política, pero no es ni todo el dato ni el más importante. Ya lo decía Gramsci, ¡cuántas veces las fuerzas inferiores en número pueden estar mejor organizadas y obtener victorias sobre las fuerzas superiores numéricamente!
En balance, es mi opinión que la dije públicamente en un debate televisivo, las marchas han provocado una apertura del escenario político posicionado en un nuevo escenario económico. En este punto de inflexión los interesados han hablado de postcorreísmo. Se rumora que dentro de la Revolución Ciudadana también hay sectores que hablarían de postcorreísmo. Mi argumento es que en estos últimos meses o años, quizás, el correísmo es quien más trabaja para el postcorreísmo, antes que las oposiciones que aún no alcanzan a articularse, ni definir agendas o liderazgos. (O)