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El Telégrafo
Aníbal Fernando Bonilla

Las alas de una editorial fértil

28 de julio de 2015

En un país -como el nuestro- con escaso interés en la lectura, siempre será un desafío plantearse la empresa de producir libros. No solo por la evidente falta de apoyo oficial, sino por la dificultad de distribución en el contorno geográfico. Sin embargo de esta realidad, existen esfuerzos independientes plausibles que alientan a la búsqueda de nuevas voces -en unos casos- y a la reedición de títulos y creadores reconocidos -en otros- en un mercado  destinado a distintos menesteres y bagatelas consumistas, ajenas al placer que implica el sosiego de la lectura.

El libro -como objeto- no es un atractivo de divulgación masiva, lo cual conlleva a serios problemas de comercialización, más aún si se trata de autores nacionales. Hay poca tradición lectora que tiene en el sistema educativo su principal eslabón, en esa cadena de responsabilidades socioculturales. A ello hay que sumar los nuevos formatos digitales que agregan más interrogantes al futuro del libro en su versión física.

En Ecuador no se han reproducido políticas públicas que propendan a la elaboración, impresión y divulgación de textos de calidad -exceptuando iniciativas como la campaña ‘Eugenio Espejo’-, ni tampoco se ha desarrollado en gran escala desde la iniciativa privada propuestas ligadas a tal efecto en todo el contorno territorial, aunque sí en determinadas regiones.

Por esto es gratificante la gestión que emprende hace algún tiempo el poeta Xavier Oquendo Troncoso, a través de El Ángel Editor, bajo su dirección. Una tarea que ha crecido a pulso, desde una inteligente oferta que incluye sendas colecciones de escritores ecuatorianos y extranjeros. Así, se detalla: El Ángel Terrible, Lienzo del Ángel, Flor de Ángel, Puntos, Ópera Prima, Líneas, Entre Nubes, El Otro Ángel, Dos Alas, Monstruos, Pluma. En suma, un amplio catálogo, cuya promoción se ha dado en ferias y otros eventos similares, en donde predominan los géneros literarios, esto es la poesía y la narrativa.

Especialmente el discurso lírico contemporáneo agita las páginas de estas bellas ediciones, cuyos pájaros romeriantes buscan horizontes multicolores en una sinfonía de imágenes y sueños inconfesables. Es la luz de renovados soles en medio del letargo de las cosas y de la acumulación de la ceniza. Es la ratificación de amplios cielos en la brevedad de la vida. Es piel y condena. Rayo y viento. Soplo de esperanza a través del barro que inundan las manos fértiles que labran el texto aún incompleto.

A partir de la bendita soledad, sobresalen firmas vitales desde afuera: Juan Gelman, Luis García Montero, Piedad Bonnett, Rafael Cortoisie, Jorge Boccanera, Marco Antonio Campos, Alfredo Pérez Alencart, entre otros. Y nuestras voces: Antonio Preciado, Manuel Zabala Ruiz, Sonia Manzano, Ana María Iza, Euler Granda, Iván Oñate, Simón Zavala Guzmán, Catalina Sojos, María Fernanda Espinosa, y una cantidad considerable de plumas lozanas.

Los libros de El Ángel Editor aguardan en las estanterías de la cómplice mirada lectora. Como bien lo dijo Manuel Agustín Aguirre: “Todo ese mundo inmóvil, silencioso y estático, recluido entre las cerraduras de un libro, espera ansiosamente al lector que ha de liberarlo, que ha de abrir las puertas acartonadas y secas para inyectarle sangre de sus venas y sacarlo al sol de la vida”. (O)

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