Hay palabras y conceptos que parecen complejos y raros, pero que tienen incidencia en lo que nos ocurre, en el devenir de los acontecimientos que se suceden en el planeta, en la humanidad.
Una de estas es la denominada “zoonosis”, que hasta constituye una especialidad médica y que tiene que ver con la transmisión de enfermedades desde los animales a los seres humanos. Tal vez la más referida que conocemos es la rabia, con trágicas consecuencias. La rabia se transmite con mayor frecuencia de los perros a los humanos, pero también, y esto es común en la región Amazónica continental, desde los murciélagos hematófagos a los humanos y también a otros animales.
Los fluidos corporales como la orina, la sangre, la saliva son los conductores para estas enfermedades, pero también puede encontrarse la presencia de algún intermediario transmisor como por ejemplo un mosquito o algún otro insecto, que pica al animal enfermo y transmite la enfermedad, que luego empieza a extenderse y se contagia de unos seres humanos a otros.
El porqué del interés en hablar sobre este tema, viene de la importancia actual que tienen las enfermedades transmitidas desde los animales a los seres humanos, como la influenza aviar, la salmonelosis, la enfermedad de las vacas locas y por supuesto las otras, más recientes, que han puesto en vilo a todos los sectores.
Las mascotas han sido en ocasiones fuente de estas transmisiones, pero vemos como ciertos animales que no son precisamente mascotas pueden ser el origen de otras enfermedades, como ha ocurrido con la familia de los coronavirus, y sobre todo el Sars-Covid19 que nos tiene asustados, que ha causado muerte y dolor y sigue amenazando la seguridad de las personas con sus constantes mutaciones y cambios.
Ahora una nueva enfermedad, la viruela del mono, ha puesto las alertas recogidas por la Organización Mundial de la Salud OMS, y si bien no tiene el grado de peligrosidad que el Covid19, sin embargo, aparece ya en muchos países, causa dolor y preocupación que no pueden ser desestimados, sobre todo en los cuidados que se deben tener, los cercos epidemiológicos, entre otros.
Lo cierto es que no podemos bajar la guardia, debemos cuidarnos tanto en el sentido individual como colectivo.