La visita de Pelosi a Taiwán alimenta las tensiones entre Beijing y Washington
11 de agosto de 2022Las raíces de la pugna por Taiwán se encuentran en la irresuelta guerra civil china. En 1949, los comunistas derrotaron a las fuerzas del gobierno nacionalista, que se atrincheraron en Taiwán. A partir de 1954, en el marco de la Guerra Fría, la isla quedó bajo la protección militar de Estados Unidos.
Esto consolidó la autonomía política y económica de facto de Taipéi con respecto a Beijing. Ambas partes consideran que existe “una sola China”, aunque difieren en la interpretación de tal consigna. En lo que concierne a las tensiones actuales, esto significa que Beijing considera que Taiwán es parte integral de China y que la isla será eventualmente reunificada con tierra firme.
Un punto de quiebre lo representa la normalización de las relaciones entre China y Estados Unidos en 1979. Washington reconoció a Beijing como el gobierno legítimo de China y cesó sus relaciones oficiales, incluyendo su pacto de defensa, con Taipéi. No obstante, el Congreso estadounidense aprobó una ley que obliga al gobierno norteamericano a proveer a la isla con los medios militares suficientes para su propia defensa. Adicionalmente, Estados Unidos debe mantener la capacidad de socorrer a la isla en caso de invasión, aunque no está obligado a hacerlo.
Esta es la base del statu quo entre China, Taiwán y Estados Unidos, mismo que ha mantenido la paz por más de cuarenta años. Beijing se resignó a no poder recuperar militarmente la isla, Taipéi aceptó un estatus internacional menor al de un Estado de pleno derecho y Washington asumió la tarea de mantener un delicado equilibrio entre, por un lado, disuadir a China de utilizar la fuerza militar para retomar la isla y, por otro, de convencer a Taiwán de que no haga una declaración unilateral de independencia.
Es precisamente este statu quo el que aparece de día en día más precario. China es cada vez más poderosa militarmente y tanto su retórica como sus acciones frente a la isla se han hecho más agresivas. El partido político hoy en el poder en Taiwán tiene una tradicional posición a favor de la independencia, a lo que se agrega que, a medida que pasan las décadas, la población que se reconoce taiwanesa supera progresivamente a la que se reconoce china.
Y desde hace un lustro, la actitud de Estados Unidos con respecto a China se ha endurecido, lo que a ojos de Beijing significa que Washington podría estar abriéndose a apoyar, en el plano político y militar, una eventual declaración de independencia por parte de Taipéi. Esto haría inevitable una invasión china de Taiwán. La reciente visita de la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, no ha hecho más que alimentar tales percepciones.