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El Telégrafo

La solapada gula

23 de octubre de 2011

La gula, el vicio de comer y beber en exceso, está entre los siete pecados capitales clasificados por la Iglesia católica, luego de que el papa Gregorio la ubicara en el tercer lugar de esta ignominiosa lista; años después, Dante Alighieri mencionó en su famosa obra “La Divina Comedia” que en el tercer círculo del Infierno se encuentran los glotones, sitio donde llueve agua negra, mientras el monstruo Cerbero amenaza constantemente con atacarlos.

No obstante, pocos están conscientes de lo mala que es la gula, y si acaso lo han leído alguna vez, lo ven solo como algo que deteriora la salud y atenta contra la apariencia física. Mientras se reconoce como pecado, el fumar y el beber licor, se elude incluir a la gula como tal; sin embargo, uno de los proverbios del sabio rey Salomón dice que “el que guarda la ley es hijo prudente, mas, el compañero de glotones avergüenza a su padre”.

“La glotonería mata más que la espada”, reza un antiguo proverbio inglés, seguramente como lección aprendida de los excesos practicados por algunos miembros de la realeza, como Enrique VIII. Precisamente con el nombre de “Glotón”, también se conoce a un animal omnívoro de la familia de las comadrejas, que dedica la mayor parte de su tiempo exclusivamente a devorar todo lo que encuentra.

Pero la insensatez humana es tan grande, que existen concursos donde se premia a quien más alimentos es capaz de ingerir. En Japón, por ejemplo, los oogui -comedores profesionales- son ídolos del pueblo, y en USA –inventores de la comida chatarra- los comilones son héroes para algunas personas; así de loco es nuestro mundo.

La Biblia considera inmoral a la glotonería y pone de relieve el respeto que hay que tener por nuestro cuerpo, como templo del espíritu, a la vez que nos recuerda lo frágil y temporal del mismo; por ello, en una de sus cartas a los Corintios, el apóstol Pablo les dice que las viandas son para el vientre, y el vientre para las viandas, pero a ambas destruirá Dios.

Actualmente, la administración del presidente Obama ha emprendido una campaña para combatir el sobrepeso y la obesidad infantil que se ha triplicado en los últimos treinta años en USA, mientras las cadenas de comida rápida siguen expendiendo productos saturados de sustancias que aceleran el metabolismo y atrofian el sistema glandular, al pasar al organismo humano en la cadena trófica. Es absurdo que mientras millones mueren por falta de alimento, otros comen en demasía y hasta acortan su vida por este vicio.

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