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El Telégrafo
Cristina Burneo Salazar

La ruindad que nos gobierna

17 de abril de 2018

El jueves por la tarde circulaban las fotos como un golpe en el último rincón de nuestra esperanza. Efraín, Javier y Paúl ya no volvían. Ningún Estado puede controlar la circulación de imágenes, por más que cree troll centers, censure cuentas o cierre Senain. Las hubiéramos visto o no, las fotos gritaban lo innegable: el Gobierno ecuatoriano había fracasado. No volverá a reconfortarnos ya el mito que nos hemos construido de ser un pueblo de paz.

Ante lo innegable, el Gobierno convocó a una rueda de prensa en el 911. Estaban presentes los compañeros de los tres, de duelo, rotos e indignados. En uno de los videos, veo a una mujer caer, literalmente presa del dolor. Con una indolencia que caracteriza a hombres dados a la tarea ruin de sostener el poder para sus señores, César Navas abandonó la sala.

Ese gesto vil revelaba la no-comunicación con sociedad civil, la no-estrategia de estas semanas. Antes, eso sí, un perito usó eufemismos técnicos para disimular lo que ya sabíamos: no volvían. Navas sigue en funciones. Con eso, sus señores nos dicen “esto somos”, y eso nos gobierna.

El viernes iniciaron desalojos en la zona de San Lorenzo sin darle otra vivienda a la gente. Les prohibieron hablar “del tema”.

Allanan casas, revisan teléfonos. La gente de la zona le teme al Estado, a los narcos y al fuego cruzado que tiene lugar allí sobre décadas de abandono. Ya hay desplazados por esta guerra que declara Moreno. Por alguna razón, piensa que al “entrar con mano dura”, según él y su heroico discurso del viernes, para el que se compró 12 horas, va a detener la avanzada internacional del narco. Lo que Moreno ha hecho es entrar en la ineludible lógica de la narcopolítica sin dimensionar implicaciones ni consecuencias.

En memoria de Efraín, Paúl y Javier, los directivos de los medios aún deben pronunciarse por todos los trabajadores, que van a narrar esa guerra. En su memoria, mantener viva la indignación y movilizarla, ahora que nos declaran un Estado de excepción que ya no cesa. (O)

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