El país ha vivido la incesante campaña de desinformación y críticas de parte de la prensa de opinión, que ha confundido su rol de informadora de la realidad y constructora de opiniones, que aportan soluciones al buen vivir ciudadano y de la nación; su postura es la de oposición al Gobierno de forma abierta y agresiva, dedicada a mirar negativamente todo, sin respeto a la honra pública, de las autoridades.
Los casos de corrupción deben ser denunciados documentadamente, sin prevaricar ni arrogándose funciones que no le corresponden. Cómo será de desubicada nuestra prensa de oposición, que le da primera plana a los casos de crónica roja y a todo lo negativo de la sociedad.
Las noticias positivas, gratas, son minimizadas en páginas secundarias o no son informadas. El escándalo vende y se magnifica, lo bueno se minimiza. Por años, en los anuncios clasificados se han comercializado productos y servicios legales e ilegales, incluso reñidos con la moral.
Las prácticas de contratación de la fuerza de ventas y distribución mediante el uso de los tradicionales canillitas se han realizado de manera informal utilizando modelos legales, alejados de la ética y la moral, que solo han fomentado la explotación laboral, enriqueciendo a los dueños de estos medios de prensa, que evidentemente han mantenido conflictos de interés comercial, siendo también empresarios de múltiples negocios, donde su opinión periodística puede generar sesgos.
Para cerrar el ciclo: se constituyen como empresas con inversionistas extranjeros, domiciliadas en paraísos fiscales y protegidos con escudos laborales, legales y fiscales, blindados para opinar. Era evidente que necesitábamos una nueva ley de comunicación y prensa.
Los ataques realizados al Gobierno central han tenido que ser enfrentados y aclarados, como política de gestión de información y comunicación, para que el ciudadano sepa realmente lo que sucede. Evidentemente que el costo es muy alto: “distraer al Mandatario”.
El presidente Rafael Correa ha ganado en derecho los juicios emblemáticos a la prensa amarillista del país. Además, ha mostrado su calidad humana y de estadista, otorgando el perdón voluntario, solo para enseñar que no es verdad todo lo que se ha dicho. ¿Cuánto vale la paz social? Difícil de valuar, sin embargo, el país ha ganado dos veces, porque “la misericordia no le robó a la justicia” y ambas han sido satisfechas.