Es el título de la segunda edición que Abya Yala ha publicado hace unos días en el camino a la celebración del bicentenario del nacimiento de Don Bosco y los ciento veinticinco años de la Sociedad Salesiana en el Ecuador. Esta publicación es de alta significación para la historia republicana del Ecuador, ya que un gran número de congregaciones religiosas han sido pieza clave en el desarrollo social, económico como espiritual del país; y la presencia salesiana es de las más significativas por su carisma de compromiso y dignificación de grandes poblaciones históricamente abandonadas y excluidas.
Este volumen es muy rico, tanto en extensión como en sus interpretaciones y nos permite comprender no solamente el quehacer de los salesianos en el Ecuador sino tener distintas perspectivas directas e indirectas del comportamiento del Estado y su dinámica de presencia y abandono respecto a la población. En esta perspectiva el conjunto de análisis presenta la dinámica espiritual de una congregación, que partiendo del trabajo comprometido y cotidiano, ha alcanzado una dimensión histórica en la configuración de lo local, regional y lo nacional en el país. Y esto se visibiliza en cada uno de los cuerpos reflexivos de la extensa bibliografía que durante décadas se ha producido desde distintos grupos y que han sido seleccionados cuidadosamente para configurar una mirada socio-histórica acompañada de un complejo modo de operar desde el discernimiento. Y por supuesto, es un trabajo que aporta al debate del rol de una historia no solo desde lo oficial sino de incorporar la memoria social al debate de distintas áreas centrales en el proceso de modernización de las regiones.
Quizás el área más conocida de los salesianos ha sido el especial énfasis en la educación, posiblemente como eje transversal: desarrollo, inclusión, la modelación de las identidades y con gran significación el trabajo comprometido con los pueblos y nacionalidades del Ecuador. La dignificación cultural a lo largo del país, como la puesta en debate acerca de la interculturalidad ha nutrido críticamente a la acción en busca de un país más digno, donde la inclusión social no pase solo por buenas voluntades, sino por procesos de compromiso permanente para combatir la pobreza en todos sus niveles.
Ahora podemos conocer a fondo más que proyectos, procesos sociales como el de Salinas de Guaranda, Chicos de la Calle, la educación técnica en Cuenca, las extensiones educativas en Chimborazo, los colegios como el Cristóbal Colón en Guayaquil, la radio de la Federación Shuar, el Programa Académico Cotopaxi, la Casa Campesina de Cayambe, como el gran aporte editorial de Abya Yala a las ciencias sociales, entre otras. Complace una obra de tal magnitud porque incita a la reflexión rigurosa sobre la presencia de una congregación religiosa más allá de la simple contemplación y deja propuesto un “programa de investigación” que incite al debate acerca de la complejidad del trabajo pastoral comprometido en el Ecuador.