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El Telégrafo

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Bibiana Aído Almagro. Representante de ONU Mujeres Ecuador

La pandemia en la sombra

25 de noviembre de 2020

Ahora que entendemos la magnitud de una pandemia abierta y global, podemos hablar de otra que permanece en la sombra: la violencia de género que afecta a una de cada tres mujeres en el mundo. En América Latina es la primera causa de muerte entre mujeres de 15 a 44 años por encima del cáncer o la malaria. Se comenten 12 feminicidios cada día en la región. En Ecuador el 68% de las mujeres ha vivido violencia física, sexual, psicológica, patrimonial, política o gineco-obstétrica. Este alto número de víctimas se puede evitar aplicando una vacuna que ya existe.

En el contexto de la covid-19, según una encuesta de CEPAM y Pulso ciudadano, el 70% de las mujeres no se sintió segura en su propio hogar durante el confinamiento. La restricción de movimiento, el aislamiento social y la inseguridad económica elevaron la vulnerabilidad de las mujeres en el ámbito privado en todo el mundo, reforzando la necesidad de combatir esta realidad.

Las causas, síntomas y consecuencias de la violencia contra las mujeres y las niñas son muchas y las cifras alarmantes. Los impactos negativos que esta pandemia produce, han llevado a que desde muchos sectores se lancen acciones para erradicarla. Desde la construcción de marcos normativos y políticas públicas, hasta las manifestaciones de multitud de personas cansadas de la violencia y la desigualdad, que, en muchos países del mundo toman cada vez más fuerza.

Es necesario buscar, exigir y construir vacunas que neutralicen la violencia contra las mujeres y asegurar la protección y atención a víctimas y sobrevivientes. Es necesario garantizar los recursos para que funcionen de manera eficiente los sistemas de protección. Es fundamental transformar los sistemas de justicia, la educación, la prestación de servicios de salud y de atención, y la recolección de información y datos. Y también es clave fortalecer la institucionalidad para que la impunidad sobre esos crímenes no los estimule.

Lo más importante es cambiar las prácticas y los imaginarios sociales, los patrones culturales que mantienen vivo ese virus social contra el que ya existe la vacuna: la prevención y la educación desde las edades más tempranas y durante toda la vida para crecer y convivir en igualdad, respeto y sin discriminación. El machismo mata y la mejor vacuna es la igualdad.

 

 

 

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