Publicidad

Ecuador, 11 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

La palabra clara de los pueblos

09 de junio de 2012

Concluyó la 42 Asamblea de la Organización de Estados Americanos en Cochabamba. Usualmente estas reuniones se desarrollaban alrededor de la agenda impuesta por el país más poderoso del mundo y sus resultados se ajustaban a las propuestas de esa potencia. En Cochabamba se filtró un nuevo aire y las voces de los países latinoamericanos, por encima de sus características diversas, tuvieron igual acorde al discutir los problemas regionales.

Temas como la controversia limítrofe entre Chile y Bolivia fueron expuestos con respeto por los cancilleres de ambos países. El respaldo a Argentina acerca de la soberanía sobre las Malvinas y la obligación del Reino Unido de cumplir con múltiples resoluciones de la ONU, en el sentido de que se inicie un diálogo constructivo para eliminar ese rezago colonialista, mereció el apoyo casi unánime.

Los países de la ALBA denunciaron el obsoleto TIAR, que mostró su inutilidad en el enfrentamiento bélico de hace algunos años por las islas Malvinas. La Carta Social, heredera de la Carta Democrática, fue adoptada por iniciativa de Bolivia. En ella se reconoce la indivisibilidad de los derechos y la obligación de respetar las decisiones políticas que tome cada Estado en cuanto a la forma de organizar su sociedad y economía. Los permanentes enunciados sobre la obligación de garantizar el acceso a la educación, salud, empleo y el reconocimiento del aporte de los pueblos ancestrales, en algunos países tienen todavía un largo camino para ser reales.

El nudo principal estuvo alrededor de las modificaciones que debe cumplir el organismo para ser útil a los pueblos. El presidente Correa, en forma clara y categórica, expresó que la OEA o se transforma o desaparece. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tal como está, se ha convertido en instrumento de chantaje contra los regímenes democráticos. Fue denunciada la contradictoria posición de EE.UU. al financiarla generosamente mientras no la reconoce, pues en el país del norte se mantiene la pena de muerte, incompatible con los principios de esa Comisión.

Algunos han dicho que nuestro Presidente habló con rudeza. Una canción del cubano Eduardo Saborí sobre un discurso de Fidel Castro decía: “Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella, por eso nos parece que se hunde el mundo cuando oímos la verdad”. Por fin el lenguaje claro de los pueblos se impuso en la reunión, en este cambio de época en el cual la verdad será vencedora.

Contenido externo patrocinado