Por decreto ejecutivo (junio 2002), al mes de junio se lo declaró “mes de Alfaro”, por reunir cuatro facetas de su vida. 1ª.) su nacimiento (25 de junio de 1842; 2ª.) primera batalla comandada por él (26 de junio de 1864); 3ª.) triunfo de la Revolución Liberal (5 de junio de 1895) y, 4ª.) llegada del tren a Chimbacalle (25 de junio de 1908).
Al conmemorar 116 años de la victoria de la Revolución, conviene recordar el heroísmo y la firmeza ideológica de muchas mujeres que combatieron en las montoneras alfaristas y posteriormente se jugaron la vida defendiendo con bravura las conquistas de la Revolución.
Felicia Solano de Vizuete, que entregó sus riquezas y sus hijos a la causa liberal. Cuando recibió la noticia de que uno de sus hijos había caído en el combate de San Miguel, exclamó: “He perdido a uno de mis hijos pero se ha ganado la libertad”. Formó parte del cuerpo de asesores de Alfaro junto a Joaquina Galarza de Larrea, ascendida al grado de coronela por su participación en los combates del 9 de abril y 6 de agosto de 1895. Con Leticia Montenegro de Durango forman el trío guarandeño de revolucionarias, orgullo de su ciudad natal.
Similar participación tuvieron las guayaquileñas Dolores Usubillaga; Juliana Pizarro; Maclovia Lavayen de Borja, Carmen Grimaldo de Valverde. Figura relevante fue María Gamarra de Hidalgo, quien junto a sus esposo Eduardo Hidalgo Arbeláez, convirtieron su hacienda “Victoria” en centro de las conspiraciones liberales y cuna de aquel grupo guerrillero que en la historia de las luchas armadas nacionales se los ha inmortalizado como los “Chapulos”. Sus hijos se enrolaron en el Ejército Alfarista y participaron en numerosos combates.
También contribuyeron al triunfo de la Revolución las manabitas, coronela Filomena Chávez de Duque, combatiente, y Sofía Moreira de Sabando; las azuayas Dolores Vela de Veintimilla y Ana María Merchán Delgado, a quien el conservadorismo la despojó de sus bienes; la esmeraldeña Delfina Torres de Concha; las rioenses Rosa Villafuerte de Castillo y Cruz Lucía Infante, combatiente; la yaguacheña Delia Montero Maridueña, y otras muchas, a las que la posteridad les ha dado el título de las “Juanas de Arco del Liberalismo Ecuatoriano”.
Extraordinario papel jugaron las guarichas, denominadas así a cientos de mujeres enroladas en las montoneras Alfaristas, que realizando diversos trabajos, inclusive empuñando las armas, siguieron a sus maridos y a sus hijos coreando el grito de batalla ¡Viva Alfaro Carajo!
Gloria eterna a las mujeres Alfraristas, que en un mundo de opresión política y fanatismo religioso, lucharon por defender no sólo el avance del país, sino también las medidas progresistas adoptadas en su beneficio, escribiendo las páginas más gloriosas de la Historia Nacional.