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El Telégrafo
Melania Mora Witt

La ‘marcha sobre Quito’: razones y pretextos

15 de agosto de 2015

Disímiles consignas se escuchan en la ‘marcha sobre Quito’ convocada por la Conaie y respaldada por el FUT y otras organizaciones. No se acepta ningún planteamiento de diálogo, porque el nexo común -hablo de sus convocantes-, es el odio, ese que se resume en el desaforado grito: “Fuera Correa, fuera”. Como señalaba una editorialista de este diario, aunque luego digan que no pretenden un golpe de Estado, su acción se encamina a lograrlo.

Muchos nos preguntamos, al margen de la retórica: ¿Por qué y cuándo nació esta guerra de la dirigencia indígena contra el actual Gobierno? ¿Cuál es la causa de que la cúpula del FUT y las de otras organizaciones sociales se manifiesten tan virulentamente contrarias a la Revolución Ciudadana? ¿Es posible que la decisión de intervenir en una fracción del Yasuní haya desatado tan cerrada oposición? ¿Se excedió el régimen al enfrentarse a los ‘ecologistas contestatarios’? ¿Está equivocado el enfoque a las instituciones de educación bilingüe? ¿Es, como expresan algunos antiguos aliados, el de Correa un gobierno de derecha?

Posiblemente algunas de las razones señaladas contribuyeron al alejamiento de quienes -de buena fe- aspiraban a que la acción del Gobierno se encauce abiertamente a transformaciones raigales en ámbitos como el agrario, o que esperaban decisiones de mantener intocada la zona del Yasuní, aunque no se reunieran fondos equivalentes a la no explotación y sea una mínima porción la que se destinará a obtener recursos indispensables para atender necesidades básicas de un pueblo que se debatía en la pobreza, la falta de atención adecuada a la salud, el deficiente funcionamiento del  sistema educativo.

Las falencias, a las que se pueden sumar muchas otras, no justifican sin embargo la oposición recalcitrante, que no vacila en tomarse de la mano con líderes viejos y nuevos  de la derecha -que ahora halagan a todo el que se oponga a Correa-, y hacer suyas causas tan fuera de lugar como la investigación del asesinato de un comunicador, del que posiblemente la mayoría de quienes marchan no han oído hablar jamás. Entonces entramos a la zona de los pretextos y no de las razones. Odian a Correa; están resentidos con él por diversas causas y sus diferencias con el Mandatario son trasladadas a quienes aún los siguen, aunque su número se torne decreciente.

Pese a errores y problemas, este es el mejor gobierno que ha tenido Ecuador, posiblemente desde Eloy Alfaro. La forma correcta de buscar rectificaciones y corregir rumbos es a través de los diálogos. La presencia de la oposición, a más de darles un carácter inclusivo, sería el camino para que ese viraje profundo que se anhela se dé con el apoyo crítico de quienes creen que falta mayor profundización en las propuestas revolucionarias.

Aliarse con todos los resentidos no contribuirá a afianzar la democracia y convertir al proceso en más participativo. Todos, también los marchantes, seríamos represaliados si  la derecha que hoy los halaga toma el poder, peor si es por la fuerza. Recuerden al Chile de Allende. (O)

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