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El Telégrafo
Rodolfo Bueno

La maldición de Gadafi

14 de septiembre de 2015

Luego de que más de 300.000 inmigrantes, algunos son terroristas camuflados, cruzaron el Mediterráneo para paliar en Europa la tragedia que viven en sus países, consecuencia de las guerras que dizque para llevarles democracia emprendió la OTAN, se puede concluir que Dios castiga a los europeos desde el mismo lugar donde ellos pecaron.

El coronel Gadafi, antes de ser linchado, pronunció estas proféticas palabras: “¡Ahora escuchen, miembros de la OTAN! Con sus bombardeos ustedes derrumban el muro que impide la emigración masiva de africanos a Europa, el muro que detiene a los terroristas de Al Qaeda. Ese muro es Libia… Ustedes son idiotas... Por el apoyo que dan a Al Qaeda, ustedes arderán en el infierno. Yo nunca mentí y tampoco miento ahora”.

Según el portavoz del presidente Obama, J. Earnest, Europa se enfrenta a un flujo de inmigrantes causado por la violencia y la inestabilidad del Oriente Próximo. Dijo que esta situación, a más de socavar el orden de la región, tiene un efecto desestabilizador en el mundo. Lo que no dijo es que estos inmigrantes huyen de las barbaridades que comete el Estado Islámico, creado por ellos.

Y en esto no se exagera. Joe Biden sostuvo en la Universidad de Harvard que la Casa Blanca, Turquía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes “estaban decididos a acabar con el Assad. ¿Qué hicieron? Enviar cientos de millones de dólares y decenas de miles de toneladas de armas a todo el que quisiera luchar contra Assad; lo malo fue que las organizaciones así suministradas fueron Al Nusra, Al Qaeda y extremistas procedentes de otros lugares del mundo”. A confesión de parte, relevo de pruebas.        

El problema es grave, en las travesías marítimas hubo numerosos ahogados y por diferentes motivos hay ya cerca de 3.000 muertos. El papa Francisco dijo que estas muertes son “crímenes que ofenden a toda la familia humana”, luego rezó por las 71 víctimas que en Austria se asfixiaron en un camión.

A la canciller Merkel, la inmigración le preocupa “más que la crisis griega y la inestabilidad del euro”. ¿Cómo no le va a preocupar si mientras unos alemanes queman los albergues, con refugiados adentro, otros los reciben con los brazos abiertos, y Alemania les costeará 2.800 euros, vivienda, medicina y demás servicios?
Eso le pasa por sustentar a fascistas y alcahuetear a los EE.UU. en sus aventuras militares, como ha hecho en Ucrania, Libia, Siria o Afganistán, y por no apoyar la resolución pacífica de los conflictos. ¿Por qué mejor no averigua con qué fin los fondos Rothschild donan hasta 7.000 dólares al que quiera emigrar a Europa?

¿Cómo piensan los europeos resolver este problema, resultante de las “guerras humanitarias” impulsadas por sus amos imperiales? Pues, con la construcción de muros o con el empleo de las fuerzas armadas, para impedir que en ellos se repita lo que aconteció con los aborígenes de América, que fueron exterminados o esclavizados por los inmigrantes europeos, a los que generosamente les habían tendido la mano.

Tanto cinismo no solo es condenable sino que da vergüenza y repugnancia. (O)   

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